Capítulo 8

Conforme vamos avanzando a la casa de mi madre, todos me dan un abrazo de bienvenida y duelo.

Mi madre se encuentra junto al cuerpo de mi padre, del otro lado se encuentra Edahi, mi hermana. Toda la manada está aquí, incluso Xel-ha, quien tenía tiempo sin verlo.

Todos los ojos se posan en mi y en Aura quien aún no sienta mi mano y su agarre se vuelve aun más fuerte.

—Nau mai, alpha hou. (Bienvenido, nuevo alfa) –dicen todos al unísono mientras hacen una reverencia ante mi.

No hay que ser muy inteligente para saber que esto no es muy normal y puedo sentir como se siente ella con todo esto.

En Golden Spears las despedidas son diferentes a las del mundo normal. No culpo a Aura por sentirse tan extrañada con todo esto.

—¡Iktan!

Mi hermana es la primera en salir del círculo de despedida para llegar a abrazarme. Yo la sostengo con la mano libre mientras la otra sujeta la mano de Aura.

Edahi llora sobre mi hombro y murmura lo feliz que está de verme, pero odia que sea en esta situación. Luego se tensa y olfatear profundamente. Se separa de mí y fija sus ojos rojos por el llanto sobre los míos.

—Edahi, ella es Aura Jagër. Aura, ella es mi hermana Edahi.

—No sé cómo presentarme en esta situación. Lamento mucho conocerte en medio de una despedida dolorosa.

—Gracias Aura, pero mi padre ya estaba cansado de vivir. Los dioses lo llamaron para descansar y cuando sea su momento él vendrá a este mundo con una nueva forma.

—¿Hablas de reencarnación? –cuestiona Aura y Edahi sonríe porque acaba de tocar un tema que le provoca fascinación.

—¿Crees en ella?

—Confío en qué sea real. Me gustaría volver a coincidir con el alma de mi padre también.

Edahi se emociona demasiado y arranca de mi mano a Aura para sacarla de ahí y momentáneamente quiero detenerla pero cuando siento su mirada sobre ella agradezco que mi hermana la haya sacado de ahí.

—Iktan, no creí que fueras a venir.

—Es mi padre quien está frente a ti, Xel-ha, ¿Por qué no iba a venir?

—Llevabas años lejos de Golden Spears, no creí que nada te haría volver. Ni siquiera la muerte del alfa.

—Es mi padre. Qué no se te olvide Xel-ha, que tú hayas odiado al tuyo no es mi problema.

—Ese hombre no merecía que yo lo llamara padre, fue un imbécil conmigo. Pero no es eso por lo que me acerqué a ti. ¿Quién es ella? ¿Por qué paseas con una humana?¿Acaso es tu mascota?

—Ten mucho cuidado con como te expresas de Aura. Ella es mía. –siseo y Xel-ha levanta las manos con diversión.

—¿Tuya? –cuestiona y ríe negando con la cabeza–, dudo mucho que esa humana sea tuya. No hay marca, no tiene tu olor. Ella es libre.

—Aura es mía Xel-ha, si te atreves a poner tus ojos en ella te va a pesar.

—No hay nada que lo impida y cuando menos lo esperes, ella y el lugar del alfa serán míos.

Mi bestia está por salir pero la presencia de mi madre la detiene.

—No es el momento para que ustedes dos estén peleando. Les pido consideración para mí dolor, ahora ven conmigo Iktan.

Mi madre me aleja de Xel-ha y solo puedo sentir que se burla de mí. Veamos cuánto le dura el gusto.

***

—¿Ella es la chica de la que estás enamorado? –cuestiona mi madre apenas estamos solos.

—Sí, es ella.

—Supongo que ya sabe quién eres. 

—Eh, de hecho no sabe. Ella es humana madre. –confieso pero su expresión se muestra imperturbable.

—Lo sé, su olor es diferente, a pesar de que huele a ti.

—Madre ella calma mi bestia.

—Pero no necesitas quien la calme sino quien la acepte, Iktan. No es lo mismo. Eres un lobo, el nuevo alfa, y ella tiene que saberlo si realmente está enamorada de ti.

Ay carajo. ¿Cómo le explico a mi madre que realmente ella no está ni enamorada de mi?  Me acaba de conocer y solo eso, soy su jefe y ya, no hay amor ni nada.

—La abuela me dijo que quería verte en cuanto llegaras. Qué es importante que vayas.

—¿Podrías...?

—No te preocupes, –me interrumpe–, yo me encargo de que nadie se la coma.

—No es muy amable de tu parte, madre.

—Tampoco fue muy ingenioso de tu parte traerla a un lugar lleno de lobos.

—Ella no dirá nada.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? ¡Es una humana!

—¡Adele Grey también lo fue! y ella vivió una vida feliz al lado del alfa. Fue la madre de las gemelas de Cihuametztli. ¿No puedo ser igual de feliz?

—No es igual. Ella vio el color en él y...

—Y hace tiempo que eso no sucede madre, somos una nueva raza de lobos, tal y como los humanos vamos evolucionado, las cosas cambian.

—Ella ni siquiera muestra interés por ti.

—Nuestras manos estaban unidas. –le digo como si esa fuera prueba suficiente.

—Porque está muerta de miedo Iktan. Mira esto es ridículo, eres tan obstinado que prefiero no seguir con esto. Ahora ve con la gran madre que debe estar esperando por ti.

Camino hacia la puerta y su breve declaración me detiene.

—Por cierto, te va a tocar compartir casa con tu invitada. No tenía previsto que alguien más viniera y Edahi no está disponible esta noche.

—No te preocupes, no será la primera vez que lo haga. –respondo saliendo de su casa para ir a ver a mi abuela.

Si me causa un poco de miedo tener que dormir en la misma casa que Aura. La otra noche fue difícil pero lo logré debido a que la luna no estaba tan grande, pero hoy ya está a la mitad de su tamaño y con cada segundo que paso en este lugar, mis instintos se vuelven más fuertes. No necesito problemas y menos estando aquí.

****

—No debes perder tiempo, lobo testarudo. Ella tarde o temprano deberá saber quién eres y es mejor que lo sepa por ti. Enterarse por alguien más es un duro golpe a la inteligencia de las personas y algo me dice que ella es muy inteligente.

—Y demasiado curiosa, si. Pero tengo miedo de que ella no me acepte.

—Dime la verdad Iktan, ¿Hace cuánto tiempo se conocen?

—Abuela a ti no puedo mentirte. Aura apenas si sabe quién soy, llevaba un par de semanas viéndola desde la oscuridad pero no le había hablado porque tenía miedo de que mi bestia saliera y la asustara.

»El día en el que por fin me decidí a hablarle ella estaba en peligro y la salvé, luego le ofrecí trabajo en la empresa y bueno, aquí estamos.

—¿Hace cuántos días de eso?

—Dos.

—¿Por qué vino contigo esta noche? Puedo sentirla en el viento, su aroma es diferente eso tú ya lo sabes. ¿Cómo te arriesgaste a traerla a la reserva?

—Ella calma mi bestia. –confieso y mi abuela me mira sorprendida.

—Nadie puede calmar a sus bestias. Son salvajes e indomables Iktan.

—Pues ella puede hacerlo, hoy cuando supe lo que había sucedido con mi padre mi bestia quería dominar mi cuerpo y salir corriendo de dónde estaba, mis colmillos estaban afuera, pero ella logró retroceder todo.

—Eso es imposible.

—¡Tú dijiste que no había imposibles! Ella lo hace. No entiendo nada abuela, ¿Qué sucede?

—Lo descubriré, no te preocupes. Ahora vamos a despedir a tu padre, es hora de que vaya a descansar con los ancestros.

Mi abuela toma mi mano y la ayudo a salir de su casa, los miembros más viejos tocan sus bansuri en honor a mi padre.

La melodía que atraviesa las flautas de bambú es tan delicada y triste que de no ser la despedida de mi padre las disfrutaría.

Xel-ha se encuentra al lado de mi madre y hermana, tan cerca de Aura, que me calienta la sangre tan solo verlo.

Mi abuela parece tan ajena a mis sentimientos pues es su hijo el que está despidiendo de este mundo terrenal.

Me quedo junto a ella mientras mi padre es llevado al gran descanso, en tierra santa, y sus restos son quemados para que pueda convertirse en polvo de universo.

Mi abuela se aferra de mi brazo y llora, yo me mantengo lo más sereno posible pero la culpa se asoma por ahí. Cuando observo los ojos de Aura mirándome, recuerdo sus palabras, yo no soy el culpable de que esto haya pasado, pero me tomara algún tiempo superar que así es.

Su sonrisa me devuelve la paz y lo entiendo todo. Ella es mi ancla, es mi persona y no pienso renunciar a ella incluso si debo morir de amor.

****

—Deja de estar mirando así, Iktan. –murmura mi madre sin verme.

—Xel-ha trata de provocarme.

—¿Y tú vas a caer? No es el momento para esto Iktan, entiéndelo.

—Ella es mía. –recalco molesto y mi madre fija sus ojos en mi y gruñe con una advertencia.

—No inicies una guerra que no podrás acabar. Xel-ha es mucho más fuerte que tú y lo sabes.

—No me subestimes, madre. Soy tan fuerte como él. Ahora sí me disculpas, iré con Aura.

Camino hacia Aura quien está siendo acosada por Xel-ha pero ella es demasiado amable para mandarlo al carajo.

—Aura, ¿deseas irte a descansar? –cuestiono y siento su alivio.

—La verdad es que si. Es viaje fue agotador y...

—Y apenas vas llegando a esta hermosa reserva, no seas aburrida. Vamos a dar una vuelta por la playa, tiene una vista impresionante. –señala Xel-ha tomando el brazo de Aura.

—Xel-ha. –gruño y mi voz sale tan diferente que en cualquier momento mi bestia va a tomar el poder y será demasiado tarde.

—No seas aburrido, Iktan. Nos estábamos divirtiendo antes de que llegarás.

—De hecho...

—¿Vas a decir que no, Aura? –la interrumpe–.  La estábamos pasando bien antes de que llegara mi molesto primo a arruinarlo todo como siempre.

—Iktan no arruinó nada, Xel-ha, además no es una fiesta. Es un funeral y dudo mucho que divertirse sea el objetivo. –señala ella y mi primo la mira como si hubiese dicho la peor de las locuras.

—¡Pero si eso es motivo de celebrar! –señala el camino por dónde mi padre ha sido llevado–, eso me da el poder de ser el líder. Uno bueno.

—Cuida tus palabras, maldito insecto. –amenazo y él me mira con diversión.

Sus ojos cambian de color. Sé que está a punto de dejar salir a su bestia y la mía tampoco se quedará quieta. Mis colmillos se asoman demasiado y mi cuerpo comienza a calentarse, pero su mano tomando la mía hace retroceder por completo a mi bestia quien se centra en ella. Esta noche no es la adecuada para pelear. Me alejo de él porque no quiero asustar a Aura, pero tarde o temprano tendré que enfrentarme a la verdad. Más temprano que tarde.

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