Alina
La luz plateada de la luna atraviesa el techo del bosque, dibujando reflejos de plata en el suelo húmedo. Damon camina frente a mí, su cuerpo tenso, su respiración entrecortada. Siento cada ola de su ira, cada pulsación de su rabia contenida. Magnus se atrevió a tocarme. Se atrevió a amenazarnos.
Damon se detiene de repente, y casi choco contra él. Sus músculos se mueven bajo su piel, su respiración es áspera.
— Damon? murmuro mientras pongo una mano sobre su brazo.
Él no responde. Su mirada está fija frente a él, donde Isolde está arrodillada frente a una gran piedra cubierta de símbolos antiguos. Runas ensangrentadas brillan débilmente bajo la luz lunar. Un olor metálico flota en el aire.
— ¿Qué es esto? pregunto al acercarme.
Isolde se levanta lentamente. Su largo cabello plateado cae en cascada sobre sus hombros. Pasa una mano sobre la superficie áspera de la piedra, y una descarga de magia se eleva en el aire.
— Un altar, responde Isolde con voz grave. Magnus