Alina
El viento frío silba contra mi piel mientras avanzamos por el oscuro bosque, Damon y yo, nuestros pasos amortiguados sobre el musgo húmedo. La luna está alta en el cielo, su luz pálida dibujando sombras fantasmales entre los troncos de los árboles. Siento la tensión en el aire una electricidad sorda que vibra en mis venas, resonando con la magia oscura que se extiende a nuestro alrededor.
— Está cerca, murmura Damon.
Agarro su mano, mis dedos enredándose alrededor de los suyos. Su calor atraviesa mi piel, anclándome en el momento presente a pesar del frío que se filtra en mis huesos.
— Lo sé, susurro.
Atravesamos un claro, y de repente, el silencio se vuelve pesado. Mi corazón se acelera. El aire se vuelve más denso, casi irrespirable. Una sombra se desliza entre los árboles, rápida y fluida como una hoja de oscuridad.
— Damon…
Él gruñe, su lobo surgiendo a la superficie. Sus ojos se vuelven dorados, una luz salvaje iluminando su mirada.
— ¡Muéstrate, Kieran! ruge.
Una risa suav