Ameline observó a Seth salir de la unidad médica, sus pasos rápidos y firmes resonando en el pasillo, su figura tensa desapareciendo tras la esquina. El corazón le latía con tanta fuerza que apenas podía respirar, y no fue hasta que la Dra. Athena carraspeó suavemente que se dio cuenta de que estaba temblando.
Sus manos, todavía levantadas tras empujar a Seth, vibraban como si hubieran soportado un peso inmenso.
"Lo hice. El plan esta en marcha, funcionó... " pensó, con una mezcla de alivio y nervios recorriéndola como una corriente eléctrica. Pero la adrenalina seguía allí, haciendo que su cuerpo se sintiera fuera de control.
—Ameline, estás temblando —dijo la Dra. Athena, su voz calmada pero con un toque de preocupación. La doctora, con su bata blanca y sus gafas descansando en la punta de la nariz, señaló la sala de ecografías con un gesto suave—. Ven, entra y siéntate. Necesitas calmarte.
Ameline asintió, sus piernas moviéndose casi por inercia mientras seguía a la doctora al in