El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de un naranja suave mientras la ceremonia de graduación de Prissy llegaba a su fin.
El jardín de la escuela, con sus flores blancas y azules, estaba lleno de risas y abrazos mientras los estudiantes y sus familias se despedían. Prissy, todavía con su toga azul, estaba radiante, sosteniendo su diploma como si fuera un tesoro. Ameline la observaba desde unos pasos atrás, su corazón lleno de orgullo pero también de una melancolía que no podía explicar.
"Ella tiene toda la vida por delante, pero yo… tengo solo un futuro incierto" pensó, su mano rozando su vientre de seis meses. La ecografía, la prueba de paternidad, el soborno al médico, todo estaba a punto de ponerse en marcha mañana, y la presión la mantenía en vilo.
Prissy se giró hacia ella, sonriendo ampliamente.
—Ameline, ven, vamos a despedirnos de las chicas —dijo, tomándola del brazo con entusiasmo. Caminaron juntas hacia el grupo de amigas, que estaban reunidas cerca de una fuente,