Capítulo 76. No eres un arma, eres un puente
Los ojos de Aria se iluminan, tal como en el asentamiento, y la misma media luna aparece en su rostro. Su aura aumenta tanto que todo alrededor parece moverse en cámara lenta, como si el tiempo se retorciera a su alrededor. Xavier la mira con terror. Intenta levantar su mano, dar un paso hacia atrás, siquiera respirar con normalidad, pero su cuerpo permanece congelado. Solo sus ojos se mueven con rapidez, como buscando desesperadamente alguna forma de escapar, algún resquicio de salvación. Su lengua está entumecida, no puede emitir ni un solo sonido.
—Mataste a mi hermano —dice Aria con voz ronca, cargada de dolor. Da un paso hacia él con cautela, como una sombra acechante. Sus ojos brillantes destellan con una tristeza profunda, con esa herida abierta que nunca ha sanado y que ahora está más viva que nunca—. Quisiste abusar de mí.
El aura alrededor de ella crece, girando como un remolino que se expande y amenaza con tragarse todo. Pronto, un verdadero tornado de poder se arremolina a