5. Pensamientos poco fraternales

A eso de las 3 de la tarde a Nathaniel se le hizo imposible seguir en la empresa, necesitaba urgentemente hablar con alguien sobre el tema de la chiquilla trabajando con él, así que llamó a Mattias y quedó de encontrarse en en el club social del que eran socios para un almuerzo tardío.

Estaba necesitando con urgencia desahogarse con alguien que no fuera su madre, pues esta no dejaba de presionarlo para hacer desaparecer a Maggie de sus vidas.

¡Cómo si eso fuera sencillo!

— Vaya, amigo, te ves de la mierd@—  le dijo Mattias nada más verlo, y él dejó salir un resoplido irritado en su dirección.

— Eso es porque me está llevando la mierd@.

Nada más sentarse dejó salir un gruñido lleno de frustración. Su genio estaba más voluble de lo normal.

— ¿Tu hermanastra sigue dandote problemas?

Esta vez el gruñido que salió de él fue mucho más fuerte y la mirada de muerte que lanzó, advirtió a su amigo que su humor no estaba para bromas.

— Vuelve a decir que es mi hermana y te juro que voy a lanzarte por el balcón.

La incomodidad que sentía al pensarla como su hermana no estaba solo en el hecho de la historia que tenían, sino en que en más de una ocasión él se había encontrado detallando el cuerpo de la castaña de manera muy poco fraternal.

— De acuerdo, no estás para bromas, ya entendí— su amigo se acomodó en su asiento y lo miró con curiosidad—  ¿Qué es lo que pasó ahora? No puede ser que la dulce Maggie te haya hecho algo.

Escuchar la familiaridad con que Mattias hablaba de Maggie le generó malestar. Lo último que él quería era tener a su amigo detrás de la chiquilla, eso arruinaría por completo su plan.

—¿Qué es lo que te traes con ella?— dijo sin más preámbulos, no era conocido por ser alguien que diera rodeos a las cosas— Parecías bastante familiarizado con ella ayer y hoy la estás defendiendo.

Su amigo al escucharlo se encogió de hombros como si la respuesta fuera la cosa más sencilla del mundo y él no la viera.

—Es atractiva— contestó con simpleza— De hecho, es más que atractiva, no soy ciego y si soy sincero pensaba invitarla a salir.

—¡Vas a sacar esa idea de tu mente! —sus palabras salieron enojadas y eso hizo que en el rostro de su amigo se formara una sonrisa y sus ojos lo vieran sorprendidos.

—Vaya, parece que el que está interesado en ella es otro.

—¡Deja de decir estupideces!— gruñó en su dirección—Necesito que te alejes para que mi plan no tenga errores.

Esa vez fue el turno de Mattias de fruncir el ceño, pues él todavía no le habían dicho de qué trataba su idea.

—¿Y me puedes explicar de una vez en qué consiste el supuesto plan?

—Voy a seducirla— contestó con simpleza— necesito que se enamore de mí al punto que decida cederme su parte de las acciones.

Su amigo lo estaba viendo como si se hubiera vuelto loco, pero tuvo que contenerse de decir algo porque en esos momentos un mesero dejó los aperitivos en su mesa, pero nada más retirarse fue a la carga.

—Nathe, eso no va terminar bien—el tono serio con que Mattias le habló no le gustó para nada.

Eso solo avivaba sus sospechas de que a su amigo le interesaba Maggie mucho más de lo que estaba diciendo.

—¿Por qué no lo haría? La he convertido en mi asistente, solo debo fingir que ella me interesa, llenarla de mimos como le gusta a las mujeres y en menos de dos meses tendré nuevamente el poder total de MI empresa.

—Para empezar tu nisiquiera sabes lo que es estar en una relación, llevas años sin estar en una—Eso no era mentira, pero Nathaniel no pensaba darle la razón— Además,  ¿no crees que al pedirle las acciones de vuelta ella sospechará de que tu “amor” es pura mentira?

Aún había llegado a esos detalles, solo sabía que debía encontrar una muy buena excusa para que ella estuviera de acuerdo en dárselas.

—Ya encontraré la manera de decirlo, solo debo conocerla un poco más y así sabré cómo llegar a ella.

—O terminarás enamorado de la mesera— sentenció Mattias.

Nathaniel no pudo evitar la estruendosa carcajada que salió de él. Su amigo se había vuelto loco. Él no se enamoraba, él se divertía,  complacía a las mujeres, disfrutaban de un excelente sexo, y luego no las volvía a ver

—Eso no va a pasar, yo no me enamoro.

—Siempre hay una primera vez y además no me vas a negar que la chica es hermosa.

Inconscientemente se encontró recreando la imagen de esa misma mañana cuando la vio. 

Su piel cremosa, sus curvas resaltadas en ese vestido blanco, su cabello castaño atado en una cola alta y sus ojos, esos enormes ojos entre cafés y color aceituna que la hacían ver endemoniadamente sexy.

—Eso es solo un plus— dijo con una indiferencia que no era del todo real— Ya he estado con mujeres atractivas antes, solo debo buscar la forma de que se enamore y luego me de su parte.

—Siempre puedes casarte con ella— las palabras de Mattias lo dejaron congelado en su lugar. Su amigo se encogió de hombros antes de decir— Si se casan sus bienes serán tuyos y a ella puedes ponerla a firmar alguna cláusula prematrimonial.

Dos horas después entraba en la mansión familiar. Él tenía su propio apartamento de lujo, pero en algunas ocasiones se quedaba en la casa, desde la muerte de su padrastro había estado haciéndolo más seguido por su madre. 

Aunque ha decir verdad ella no se veía demasiado dolida.

Alcanzó a llegar hasta la sala, cuando el repique de unos tacones se hizo notar y al girarse y ver el rostro arrugado en una mueca de molestia de su madre, supo que se venía una nueva discusión.

—¿Es cierto, Nathaniel?

—Todavía no he desarrollado ningún poder para leer la mente, madre, así que deberás ser más específica en tu pregunta.

La mueca de disgusto sólo se hizo más grande en el rostro de ella, pero eso era algo a lo que ya estaba acostumbrado. Su madre nunca había sido una mujer fácil de tratar, él no sabía como Edmund podía soportarla con tanta facilidad.

—Me refiero a que si es verdad que la muerta de hambre esa está yendo a la empresa.

No sabía cómo se había enterado con tanta rapidez, pero no debía sorprenderle, Barbara tenía una habilidad única para poner espías en todas partes.

—Lo es, hoy ha empezado y seguirá yendo hasta que pueda conseguir lo que necesito de ella.

Uno, dos tres… 

—¿ES QUE TE HAS VUELTO LOCO?— Su madre lo está viendo con los ojos muy abiertos y el rostro enrojecido— ¡Lo único que tú necesitas de ella es que desaparezca!

Las palabras de su madre empezaron a picar en su interior, porque cualquiera que la oyera creería que le estaba pidiendo que cometiera un delito y él podía ser un hijo de puta completo, pero no de ese tipo.

—Y ¿cuál es tu idea de desaparecer madre? — dijo, sintiendo la rabia crecer cada vez más— Porque creo que debo recordarte ¡QUE YO NO SOY UN MALDITO ASESINO!

Su grito consiguió hacer que su madre enmudeciera, pero pudo notar que su enojo no había bajado ni siquiera un poco, en especial al notar que ella no parecía avergonzada o arrepentida por sus palabras.

—No te estoy pidiendo que la mates, pero hay otras formas de hacer que alguien desaparezca, ¿o es que acaso tu viste o supiste alguna vez de su madre?

Sus palabras fueron como una roca cayendo en medio de ellos. Él siempre supo que su madre era una mujer fría y calculadora, algo que podría ser una cualidad en el mundo empresarial, pero nunca pensó que sus alcances fueran tantos.

—¿Qué fue lo que hiciste?—preguntó con los dientes apretados.

Barbara no podía creer que su propio hijo estaba haciendole tal interrogatorio, como si aquello que ella había hecho hace tantos años no hubiese sido para procurar su bienestar y su futuro.

—Hice lo que tenía que hacer por mi familia— contestó con rabia, antes de agregar—, justo lo que tu deberías estar haciendo. ¿Es que no ves que acaba de llegar y ya nos está separando? 

Las palabras de su madre fueron como una bofetada para él. No sabía en qué momento se había puesto a discutir con ella a causa de una desconocida, porque eso es lo que era Margareth Lewis.

—Tengo un plan— dijo entonces— , pero para conseguirlo debo tenerla cerca, por eso ella está yendo a la empresa. Voy a seducirla y conseguir las acciones de vuelta.

Barbara miró a su hijo con atención, él podía ser igual o incluso más frío y calculador que ella, pero sabía que en el fondo era demasiado blando y eso podía hacer que su plan se fuera al carajo.

—Ese plan puede salir mal de muchas maneras— le dijo— te estás olvidando que su madre era una jugadora, se metía con hombres casados, ¿Qué te hace pensar que ella no estará buscando seducirte a tí?

—No soy tan estupido para no darme cuenta si una mujer busca seducirme— contestó con enojo, cansándose del rumbo que estaba tomando esa conversación.

Barbara dejó salir un suspiro y fijando sus ojos en su hijo le dijo:

—Intenta no dejarte engatusar, porque entonces tendré que hacer las cosas a mi manera.

Sin querer escuchar una sola palabra más al respecto, dio media vuelta y así como entró salió de la  casa con las mismas y se subió en su auto, manejó sin rumbo por unos minutos hasta que consiguió poco a poco calmarse.

Antes de darse cuenta, condujo hasta la heladería a la que su padrastro solía llevarlo cuando era niño.

El lugar no quedaba en un barrio adinerado, sino que estaba casi llegando a los inicios de Brooklyn, tenía una temática de los años 70 que solía encantarle cuando era niño y aún con el paso de los años la calidad seguía siendo la misma, por eso le encantaba.

Se bajó del auto y caminó directo hacia la puerta de entrada, sin embargo, nada más poner un pie dentro sintió como algo se estrelló contra sus piernas y al mirar hacia abajo se encontró viendo de frente un par de ojos traviesos y almendrados de un pequeño niño que se le hacía levemente familiar.

—¿Estás bien, amigo?

El niño parpadeó en su dirección sonriendo con travesura  y se movió hacia la parte trasera de sus piernas sin dejar de agarrarlo, justo cuando un grito proveniente del fondo del lugar lo dejó paralizado.

—¡Daniel! 

Lizzy Bennet

¡¡Hola, cariñitos!! Bienvenidas a esta nueva aventura junto a Maggie, Nathaniel y Dan. Espero que la novela sea de su agrado y si es así, no olviden votar, comentar, seguirme y dejar una reseña, eso me motiva a seguir escribiendo. Muchas gracias por leer!! BESOOOOOOS :) :)

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