104. Te amo más que a mi vida
Finalmente el gran día había llegado y Maggie tenía los nervios y la emoción a flor de piel, mientras se miraba en el espejo de cuerpo completo de la habitación de la casa que la abuela Dortehea les había regalado hace unos días.
Su panza de ya 3 meses comenzaba a notarse un poco, pero eso no evitaba que se viera hermosa, se sentía hermosa y saber que estaba a punto de unir su vida a la del hombre que amaba lo hacía todo mucho mejor.
Dos golpes en la puerta la hicieron girar justo cuando esta se abría y la abuela Dorothea aparecía en el umbral. La anciana al verla le regaló una enorme sonrisa y acortó el espacio que las separaba.
—¿Estás lista para el gran momento, nieta?
Bueno, la verdad era que aunque estaba nerviosa, si que estaba lista, la emoción y la alegría que sentía eran mucho más grandes que los nervios y el miedo, que también estaba presente, pues era una decisión muy grande la que tomaba.
—Lo estoy, nunca he estado más lista antes.
La anciana al escucharla hizo muc