Era la semana 34 del embarazo de Katya, ella cada día parecía más impaciente con la bebé. Impaciente, estresada, ansiosa y un sinfín de emociones más. Egan la había llevado a comprar algunas cosas para su llegada. Al enterarse que era niña, lo primero que hizo fue comprarle mucha ropa, gorritos, chupetes y mantitas. Egan la observaba con una sonrisa al verla tan emocionada abriendo cada bolsa.
Ivan y Argus estaban ayudándola a sacar las cosas nuevas del bebé, mientras ella las doblaba y con mucha organización les ordenaba a los demás como guardarlo. Egan reía cada vez que Katya contrariaba a Ivan por el orden en que ordenaba la ropa.
– Por un lado las medias, los baberos y los gorritos, por el otro la camisa por orden de tamaño y tallas –le ordenaba Katya una y otra vez, Ivan solo fruncía su boca pues no parecía entenderlo bien–. Es decir, Ivan, necesito saber diferenciar qué ropa puede usar la bebé cuando tenga dos meses, a cuando tenga ocho.
Argus contuvo una carcajada.
– ¿No qu