- Es un placer conocerla. No recuerdo haber oído hablar de su país.
- Os ruego que os inclinéis ante Vuestra Alteza, la princesa de Alpemburgo -intervino Lucca en mi nombre. - Y también ante su príncipe, Lucca Levi Mallet.
La mujer se inclinó de inmediato, bajando el rostro:
- ¡Alteza! Le pido disculpas por mis malos modales.
- Si mi hermano permitió que le llamara por su nombre, yo no le concedo tales intimidades. - Fue altanera.
- ¡Lo siento, Alteza! No te vi... Lo siento.
- Pero usted me vio. Y el Príncipe Catriel dejó claro que yo era Princesa de Alpemburg. Mi país es cinco veces más grande que el suyo. Mis ancestros son parte de la historia del mundo. Y tengo... Trece millones de seguidores -expliqué, insegura.
- ¿Trece millones? - preguntó Catriel, sonriendo sarcásticamente.
- ¿Por qué no ha venido Max? - Me di la vuelta, interrogando a Lucca mientras me dirigía al lado opuesto del príncipe heredero, buscando una razón para alejarme.
- Pensé que te sentirías más cómoda sin él, A