- ¿Qué quieres decir con reconsiderar la cita? - Odette se acercó por detrás, preocupada.
- Estoy confusa con todo esto. Ha sucedido demasiado rápido... - Me quité la ropa, me metí en la ducha y la abrí.
- Pero le diste tu palabra al rey. Pensé que se me había quitado de la cabeza la ridícula idea de cancelar.
- No lo firmé, joder.
- Pero... Fue tu palabra.
- Es mi vida, Odette.
- Deberías haber dicho que no cuando te lo propuso.
- Me casaré con Catriel.
Odette abrió la puerta de la ducha y me miró:
- ¡Es gay! ¿Por qué quieres casarte con él?
- Tal vez sea más fácil... Como que no será rey y no interferirá en nada en Alpemburgo.
- Lucca tampoco interferiría en sus decisiones. Y la diferencia es que Lucca es amable e inteligente.
- Y no le caigo bien.
- ¿Y a Catriel sí? - Ella arqueó una ceja.
- No, no le gusto a Catriel. Pero tú tampoco le interesas.
- Pero yo... ¡Nunca pensé en eso, Aimê!
- Estoy tratando de decir que Lucca está interesada en ti, amigo.
- ¡Claro que no!
- Odette, vís