Cap. 15 Chica en llamas
Bertino recibió el impacto y cayó al suelo a varios metros. Rowena estaba impresionada por la reacción de Boris.
—¿Qué te pasa?
—No te acerques a ella.
—Boris, por favor.
Anabel miraba la escena impresionada.
—Ella es mía.
Bertino, molesto, se levantó del piso y le dijo molesto.
—¿Eso piensas?
—Es lo que te digo, debes de aprender a respetar lo que no te pertenece.
—Eres muy volátil, no quiero ser como tú —se sacudió—. No soy un animal que lucha por una presa.
Rowena les dijo entonces.
—Cálmense, la señora Keller los puede ver y molestarse por sus acciones.
Anabel tomó del brazo a su hermano.
—Tranquilo, Boris, ya entendió el mensaje.
Lo jaló hacia el interior de la casa y Bertino hizo una mueca, menudo legado le dejó su madre.
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Anabel le dijo preocupada a su iracundo hermano.
—Debes de controlarte, no es bueno que demuestres debilidad por una mujer.
—Ella es mía.
—Lo sé, lo sé, no puedes atacar a todos los de la manada.
—Él no lo es —dijo con rabia.
—Lo será, lo será.
Enrietta bajó