Cuando Lucían escucho el nombre de Catherine, su corazón se aceleró, se quedó sin palabras y no pudo responder. Cuando quería decir algo, el médico llego para dar de alta a Priscila.
---Señor Landong, está aquí.
El médico no se sorprendió de verlo, durante todos estos días Lucían venía a menudo para cuidar de su hermana.
Se puso de pie y miro a Priscila.
Esta hermana ha soportado tantas tristezas, es suficiente. En los días venideros solo merece felicidad.
Ella lo miro con ternura y le sonrió. Después de todo, siempre supo que detrás de toda esa frialdad, se esconde un corazón amable.
Después de traer a Priscila a casa, Lucían tuvo una comida informal y subió a su habitación. Se dio una ducha y entro al estudio para completar algunos trabajos pendientes. Cuando se disponía a dormir paso frente a la estantería, había un libro grande allí. Sabía exactamente lo que era.
Poniendo su mano sobre él durante mucho tiempo, finalmente lo abrió. La mano frotó suavemente la fotografía, Cath