Capítulo II

Después de que Darien se fue, Mabel se quedó junto a Nell en la habitación del hospital, esperando a que despertara de la anestesia. Finalmente, Nell abrió los ojos y miró a su amiga con una expresión confusa. Mabel inmediatamente se acercó a ella y le tomó la mano para tranquilizarla.

–– Mabel, ¿qué pasó? ¿Estoy bien? ––preguntó Nell, todavía un poco mareada.

–– Tranquila, Nell, estás en el hospital. Todo salió bien en la cirugía. ––dijo Mabel con una sonrisa suave.

–– ¿La niña que salvé, está bien? Y… la persona que me trajo aquí, ¿Cómo está? ––preguntó Nell con un hilo de voz.

Mabel se sintió un poco incómoda por la pregunta. No quería que Nell se preocupara por alguien más cuando ella misma estaba en el hospital recuperándose. Pero al mismo tiempo, sabía que era importante para su amiga.

–– Bueno, la niña está bien también. Y en cuanto al hombre misterioso que la acompañaba, se llama Darien Devereux. Él fue quien llamó a la ambulancia y se aseguró de que te cuidaran en el hospital––explicó Mabel.

Nell frunció el ceño, tratando de recordar algo. "Darien Devereux... ¿Dónde he escuchado ese nombre antes?"

––Es un importante empresario. Parece que estaba cerca del lugar donde te desmayaste y vino a ayudarte. Estaba muy preocupado por ti, Nell––dijo Mabel, dándole a su amiga una pequeña sonrisa reconfortante.

Nell pareció sorprendida. ––¿En serio? ¿Un empresario se preocupó tanto por mí?

––Sí, lo hizo. Y dejó su tarjeta de presentación conmigo, por si necesitamos algo en el futuro––dijo Mabel, sacando la tarjeta del bolsillo de su chaqueta y mostrándosela a Nell.

Nell asintió, todavía un poco aturdida. ––Bueno, eso es muy amable de su parte. Me gustaría agradecerle en persona si alguna vez lo veo de nuevo.

Nell se quedó pensando en el hombre misterioso que la había salvado y en cómo se había preocupado tanto por ella. Agradeció a Mabel por contarle todo y decidió que, en cuanto pudiera, buscaría a Darien para agradecerle personalmente por lo que había hecho.

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Spencer llegó al hospital y habló con el médico que estaba a cargo del caso de Nell. Después de escuchar las indicaciones, se dirigió a la habitación donde se encontraba su amiga. Al entrar, vio que estaba despierta y le sonrió.

––¡Hola, Nell! Me alegra verte despierta. Mabel me contó lo que pasó, pero quería asegurarme de que estuvieras bien––dijo Spencer mientras se acercaba a la cama.

Nell le sonrió débilmente y le agradeció por preocuparse por ella. Luego, Spencer le informó que viviría con ellos durante su recuperación para asegurarse de que estuviera cuidada en todo momento.

Nell se sintió apenada por irrumpir en la vida de pareja de sus amigos, pero tanto Spencer como Mabel le aseguraron que no les molestaba que viviera con ellos durante su recuperación. Así que, agradecida por su amabilidad, Nell se preparó para irse a casa con ellos.

Unos días después, cuando le dieron el alta, Nell se estaba preparando para irse cuando escuchó un toque en la puerta de su habitación. Al abrir, se sorprendió al ver a Darien Devereux parado frente a ella.

–– Señor Devereux––exclamó Nell con sorpresa. ––¿Qué hace aquí?

––Por favor no sea tan formal, no hay necesidad––se apresura a decir Darien, quien desvía la mirada un tanto apenada, pero carraspea levemente para alejar los nervios y seguir con el propósito de su visita. ––Vine a ver cómo estás––dijo Darien con una sonrisa amable. ––Además, quería agradecerte personalmente por lo que hiciste por mi hija. Ella está bien gracias a ti.

Nell se sintió un poco avergonzada por la atención que estaba recibiendo. ––No tienes que agradecerme––dijo con modestia. ––Sólo hice lo que cualquiera hubiera hecho en mi lugar.

––Puede que sí, pero no todos lo harían––dijo Darien sinceramente. ––No puedo dejar de preguntarme por qué arriesgaste tu vida para salvar a mi hija. ¿Por qué lo hiciste?

Nell se encogió de hombros. ––No lo sé. Fue instinto, supongo. No podía dejar que la niña fuera atropellada.

Darien asintió. ––Bueno, no sé cómo agradecerte lo suficiente, pero si alguna vez necesitas algo, no dudes en llamarme.

Nell sonrió agradecida. ––Lo tendré en cuenta.

Mientras se despedía de Darien, Nell no pudo evitar notar lo preocupado que se veía por su estado. Y aunque ella no quería admitirlo, le resultaba extrañamente reconfortante saber que alguien se preocupaba tanto por ella.

Después de que Darien se fue, Nell se preparó para irse a casa con Mabel y Spencer, sintiéndose agradecida por la ayuda y el apoyo de sus amigos, así como intrigada por el hombre misterioso que parecía preocuparse tanto por ella.

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 Después de ver a Nell subir al auto de sus amigos, Darien suspiró y se recostó en su asiento. No podía dejar de pensar en ella y en la manera en que se arriesgó para salvar a su hija. No pudo evitar sentir una extraña sensación al verla partir, como si se estuviera perdiendo algo importante. Decidió que tenía que hacer algo para agradecerle por lo que hizo por su hija.

No era algo que pudiera simplemente pasar por alto. Sacó su teléfono y llamó a su asistente.

–– Por favor, investiga a una mujer llamada Eleonora Ambrose––dijo al recordar su nombre completo en los registros del hospital, cuando su amiga llego y ella fue movida a una habitación privada. ––Fue ingresada en el hospital después de un accidente en la calle. Quiero saber más sobre ella––dijo Darien, mientras anotaba la información del vehículo en el que ella se había ido.

–– Muy bien, señor. ¿Tiene alguna otra petición? ––preguntó Sophia su asistente.

–– Sí, haz una reserva para mí en un buen restaurante para esta noche. Quiero invitar a esa joven para agradecerle por lo que hizo por mi hija––dijo Darien con determinación.

––Entendido señor. ¿Reservo una mesa para dos o para tres? ––preguntó Sophia, anotando todo, para llamar cuanto antes a uno de los restaurantes favoritos de su jefe.

––Para tres, asegúrate de que haya algo para entretener a una niña de seis años––dijo Darien mientras cortaba la llamada.

A pesar de que era un hombre ocupado, Darien estaba decidido a conocer mejor a Nell y agradecerle personalmente por su acto heroico. Además, la insistencia de su hija, era otra de las razones de repentina decisión, quien le insistía desde aquel día poder conocer a su heroína.

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