Capítulo III

Nell se instaló en la habitación de invitados de Spencer y Mabel, mientras Spencer la cena. Mabel ayudó a Nell a quitarse la ropa y a tomar una ducha caliente, mientras Nell reflexionaba sobre su situación actual. Sabía que no tardaría en recibir los papeles de divorcio de su marido, Luther, quien la había engañado con Claudia Paxton, una de sus compañeras de trabajo.

Nell se había enterado de la infidelidad de su marido durante una crisis emocional, destrozada por haber perdido a su bebé y con el diagnóstico desgarrador del médico al asegurar que ella difícilmente, si no es que nunca sería madre, a partir de ese momento su marido comenzó a ser distante con ella, desesperada trato de arreglar la situación, pero al final eso solo hacía que su matrimonio fuera en picada, no supo (hasta mucho después) que esa noticia solo propicio a que Claudia a quien le había hecho confidencias y la consideraba la persona más cercana en su trabajo, fuera quien la terminara apuñalando por la espalda.

Mientras se secaba el cabello, Nell recordaba cómo había descubierto la traición de Luther. Claudia había desaparecido por unas semanas sin dar explicaciones, y Nell había sentido una corazonada que la llevó a investigar. Fue entonces cuando descubrió que su marido estaba teniendo una relación con ella, y que, además, Claudia estaba esperando un hijo de Luther.

Fue así que llego a un punto en donde tenía planeado acabar con su vida, pero como si se tratase del destino, sucedió el incidente con la niña en la calle, y Nell había decidido arriesgar su vida para salvar la de la pequeña.

La noticia la había devastado por completo, pero los días que paso en el hospital, reflexionando y recibiendo regalos de Darien, llego a la conclusión de dejar a su esposo, tal vez incluso renunciar a su actual trabajo, había tomado parte de sus vacaciones antes del incidente, por lo que sería bueno cortar todo de tajo, todavía se encontraba en un estado de shock emocional y no sabía qué hacer con su vida, luego de eso, tenía un poco de dinero ahorrado, ya pensaría en algo. Pero estar en casa de sus amigos la hacía sentir un poco más segura, al menos por el momento.

Después de la cena, Nell se siente agradecida por la hospitalidad de sus amigos y no puede evitar pensar en lo mucho que ha cambiado su vida en tan poco tiempo. Mientras ve una serie con ellos en el sofá, su mente vuelve a Darien y a su acto heroico. A pesar de ser un extraño, Nell no puede evitar sentir una conexión especial con él. Se pregunta si alguna vez lo volverá a ver y cómo podría agradecerle lo que hizo por ella. Por un momento, se siente un poco feliz y se da cuenta de que esta es la primera vez en mucho tiempo que sonríe con sinceridad.

Después de terminar la serie, Nell recibió una llamada en su celular. Al ver que era Darien, se sintió emocionada y un poco nerviosa al mismo tiempo.

Con los dedos temblándole, contesto tartamudeando un poco, pero Darien no pareció notarlo, mostrándose no solo considerado, sino cortes, durante una conversación que solo llevaba un par de minutos, que mantenían intrigados a sus dos amigos, que habían dejado de lado lo que estaban viendo en televisión para prestar atención a la repentina llamada.

Luego, Darien quien permaneció en silencio por un largo minuto, soltó la verdadera razón de su llamada, esa noche estaba invitándola a cenar en un restaurante elegante que estaba cerca del apartamento de Mabel y Spencer.

–– Estoy emocionado de poder agradecerte en persona por lo que hiciste por mi hija y por mí––dijo Darien con sinceridad. <<Además, estoy ansioso por conocerte mejor>>, pensó Darien, incapaz de poder soltar tan descarada frase por teléfono, a una mujer que, si bien lo tenía intrigado, apenas y se conocían.

–– Estoy igualmente emocionada, pero no tienes que agradecerme. Hice lo que cualquier persona haría en mi lugar––respondió Nell.

––Por supuesto, bueno, en ese caso, nos vemos en un rato.

––Si nos vemos.

Nell estaba emocionada, pero también un poco nerviosa, así que Mabel se ofreció a ayudarla a prepararse para la cita, después de todo, Nell no tenía mucho y Mabel era una experta que la dejaría irreconocible, que nadie se imaginaría que hace menos de una semana había tenido un accidente.

Mabel se tomó muy en serio su tarea y de entre toda su colección de vestidos, eligió uno negro que, hacía resaltar la bonita figura de su amiga, la maquillo sutilmente, para resaltar no solo su belleza natural, sino esos profundos ojos verdes.

Nell no se reconoció, hace mucho que no se había arreglado así y aunque se recordaba a sí misma, que era solo para no espantar a los otros comensales, una parte muy profunda de ella, se sentía ansiosa, por saber si Darien la encontraría bonita.

Cuando Nell llego al restaurante, Darien, quien ya estaba esperando junto con su hija, se quedó sin palabras en cuanto la vio, por lo que rápidamente se levantó y como todo un caballero le empujo la silla, para que pudiera tomar asiento, en la mesa junto a ellos.

––Te ves deslumbrante––dijo sin pudor y aunque se reprendió al segundo siguiente por su osadía, también pensaba que sería un crimen no decirle lo hermosa que se veía.

––Gracias, tú también, te ves muy bien––respondió Nell con una sonrisa nerviosa y un leve sonrojo que podia pasar desapercibido por el rubor que Mabel le puso al maquillarla.

Luego de un breve saludo, Darien presento a Nell a su hija, quien ya no aguantaba más las ganas de poder conocer. ––Tara, esta es la señorita Nell, la heroína que te salvo aquella noche––dijo Darien con orgullo.

La niña, que respondía por el nombre de Tara, emocionada, bajo de su asiento y fue a donde Nell, para darle un abrazo sorprendiendo a la joven profesora que no se lo esperaba.

––¡Hola!, Soy Tara, la hija de mi papá––dijo la niña con una sonrisa––¡Muchas gracias por salvarme aquel día! Estoy muy feliz de conocerte.

––¡Hola Tara! Me alegra mucho conocerte también––respondió Nell, acariciando suavemente la mejilla de la niña, un gesto que no pasó desapercibido por Darien. ––Fue un placer ayudarte, después de todo eres una persona muy especial para tu papá.

Poco después de ello, el mesero llego con los menús, ordenaron y la cena prosiguió con Tara, que no dejaba de hablar y preguntarle cosas a Nell, quien se mostró muy amable y cariñosa con ella, congeniando casi de manera inmediata. Mientras tanto, en su mente, Nell pensaba que, aunque disfrutaba de la compañía de la niña, también sentía una punzada de tristeza al pensar que nunca tendría la oportunidad de tener una hija así.

Durante la cena, Darien y Nell conversaron de forma superficial a lo que se dedicaban, Nell le contó sobre su trabajo como profesora de primaria, y Darien le habló sobre su trabajo como empresario, y sobre sus pericias como padre soltero, pero en ningún momento menciono a su esposa, la existencia de la madre de Tara era una especie de tema tabú, dejando con ciertas incógnitas a Nell al final de la velada, pero que dejo de lado porque al final de cuentas no era su asunto, ya que era muy probable que no se volviera a ver después de esto.

Después de un rato de conversación y risas, Darien se ofreció a llevar a Nell a su casa en su auto, ante la insistencia de su hija de que era peligroso caminar sola de noche. Nell aceptó con una sonrisa agradecida.

Mientras conducían hacia su casa, Darien se mostraba atento y preocupado por el bienestar de Nell, preguntándole si había comido bien y si estaba cómoda en su casa de sus amigos. Nell asintió con una sonrisa, sintiéndose un poco tonta por su preocupación.

––Realmente aprecié tu invitación a cenar esta noche, Darien––dijo Nell tímidamente.

––No, gracias a ti por aceptar. Me alegra que te haya gustado el restaurante––respondió Darien con una sonrisa. ––De hecho, estaba pensando en que podríamos volver juntos algún día.

Nell sintió un cosquilleo en el estómago ante su propuesta, pero rápidamente lo reprimió. ––Me encantaría eso––respondió con una sonrisa.

Finalmente, llegaron a su casa y Darien se ofreció a acompañarla hasta la puerta. Nell aceptó con un suspiro resignado, sintiéndose un poco triste de que la noche hubiera terminado, le pidió a Daren que la despidiera de Tara, quien se había quedado dormida en el asiento trasero. Al llegar a la puerta, Darien, se dejó llevar por sus impulsos y se despidió de ella con un abrazo cálido.

––Fue una noche maravillosa, Nell. Espero que podamos repetirla pronto––dijo Darien mientras se alejaba.

Nell se quedó parada en la puerta, sintiendo la calidez del abrazo de Darien todavía en su cuerpo. ––Sí, yo también lo espero––susurró para sí misma mientras entraba al departamento, en donde sus amigos la estarían esperando para bombardearla con preguntas, pensar en ello tranquilizo a su corazón y hacerle olvidar que no se podían desear cosas imposibles.

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