Capítulo I

El impacto nunca llegó.

Fue como si hubiera sido detenido en seco por una fuerza desconocida, invisible. Como un ángel guardián que hubiera extendido sus alas protectoras para detener el golpe fatal. Y, sin embargo, Nell sintió un dolor agudo en todo su cuerpo, como si hubiera sido arrollada por un tren. Pero lo peor no era el dolor físico. Era el dolor emocional, la angustia y la desesperación que la habían llevado a tomar esa decisión.

Antes de caer inconsciente, Nell vio la silueta de un hombre que se acercaba hacia ella. En su estado de shock, pensó que se trataba de un ángel que venía a llevársela al otro mundo. Pero luego, la voz del hombre la sacó de su ensoñación. Le decía que todo iba a estar bien, que no se preocupara. Nell no podía hablar, solo podía pensar en la pequeña a quien había salvado.

La ambulancia no tardó en arribar a donde el accidente se dio lugar, los paramédicos actuaron con rapidez tratando de salvar su vida, mientras era llevada al hospital, Nell entro en un modo de introspección y lo que la llevo hasta allí. En la traición de su esposo, en la pérdida de su hijo no nacido, en la soledad que la consumía. Y pensó en esa pequeña niña que había salvado, que ahora estaba a ilesa gracias a ella.

Nell permaneció en silencio, solo asintiendo a las preguntas de la paramédica a su lado, mientras las preguntas repiqueteaban en su cabeza.

¿Realmente había actuado por instinto o había tomado una decisión consciente de sacrificarse por la niña? ¿Había sido valiente o simplemente había perdido el control?

Mientras tanto, la ambulancia avanzaba por las calles de la ciudad, con las luces parpadeando y el sonido de la sirena quebrando el silencio. Nell cerró los ojos y se dejó llevar por la inercia del vehículo. Pensó en su vida, en su aún marido y lo poco que le importaría su situación, las heridas emocionales y psicológicas que le causo eran más dolorosas que las que tenía en ese momento, dolían menos que su vientre vacío.

Finalmente, la ambulancia llegó al hospital y Nell fue llevada de urgencia a la sala de operaciones. Mientras los médicos luchaban por salvar su vida, ella se sentía en paz consigo misma. Había tomado una decisión y había actuado en consecuencia. Había demostrado que era capaz de ser valiente, incluso en los momentos más oscuros.

Después de la cirugía, los médicos descubrieron que Nell había sufrido una lesión cerebral importante debido al golpe. Era esencial que recibiera tratamiento de inmediato para evitar complicaciones a largo plazo. Sin embargo, no pudieron localizar a ningún miembro de su familia o amigos cercanos para obtener el consentimiento necesario para la cirugía.

Fue entonces cuando apareció el hombre misterioso que la había salvado. Se presentó como Darien Devereux y se ofreció a actuar como tutor temporal de Nell para asegurarse de que recibiera la atención médica adecuada. Darien explicó que había estado presente en el momento del accidente y había visto a Nell en peligro. Sin pensarlo dos veces, había intervenido para salvarla.

El personal del hospital estaba agradecido por la ayuda de Darien y aceptó su oferta de convertirse en el tutor provisional de Nell. Mientras tanto, trabajaron en la búsqueda de algún contacto de Nell. Darien permaneció a su lado en todo momento, asegurándose de que recibiera el mejor cuidado posible.

Los médicos comenzaron a buscar en los registros de Nell en busca de algún contacto de emergencia. En primer lugar, intentaron contactar a su esposo, pero no respondió. Entonces, encontraron otro número de emergencia en los registros de Nell, que resultó ser el de su mejor amiga, Mabel Collins. Mabel llegó al hospital rápidamente y se enfrentó al hombre misterioso que había estado a cargo de Nell en su ausencia.

––¿Quién eres tú y qué estás haciendo aquí? ––preguntó Mabel a Darien, el hombre misterioso.

Darien explicó que había estado presente en el momento del accidente y había visto a Nell en peligro. Sin pensarlo dos veces, había intervenido para salvarla y se había ofrecido a actuar como tutor provisional hasta que pudieran localizar a algún familiar. También le explicó a Mabel que habían estado tratando de encontrar a alguien que pudiera dar su consentimiento para la cirugía, pero que no habían tenido éxito hasta ese momento.

Mabel se sintió aliviada al saber que su amiga estaba en buenas manos, pero también estaba confundida y preocupada por la presencia de un extraño en la vida de Nell. Sin embargo, después de hablar con los médicos y con Darien, Mabel se dio cuenta de que era una persona de confianza y que había estado haciendo todo lo posible por ayudar a Nell en su situación de emergencia, aun cuando tuviera sus dudas sobre su amabilidad, ya había visto ese despliegue de caballerosidad antes, como el idiota Luther.

La preocupación de Mabel no disminuyo a pesar de las explicaciones del extraño del que solo sabía su nombre y que había ayudado a su amiga, aun así, Nell era la que tuvo que tener una operación de urgencia. No tenía idea de si Nell estaba al tanto de ese extraño, por lo que decidió llamar a su novio Spencer, quien también era médico, para pedir su opinión.

Tomo su teléfono y marcó el número de Spencer. Después de unos segundos, él contestó.

––Hola amor, ¿Qué pasa?

––Hola cariño, necesito tu ayuda. Nell tuvo un accidente y la operaron. Todo salió bien, pero había un extraño allí que la ayudó y ahora, no sé qué hacer.

––Mmm, entiendo. ¿Ya hablaste con Nell sobre lo que sucedió?

––No, no he tenido la oportunidad.

–– Bueno, lo primero que debes hacer es hablar con Nell y preguntarle qué pasó exactamente. Si ese extraño no es una amenaza para ella, tal vez sea mejor que lo dejes en paz. Pero si crees que hay algo sospechoso en su comportamiento, deberías averiguar más sobre él.

Mabel asintió con la cabeza, agradeciendo el consejo de Spencer.

––Tienes razón. Hablaré con Nell en cuanto despierte.

––Y no te preocupes, estaré allí para apoyarte en lo que necesites.

––Gracias, cariño. Eres el mejor.

Spencer esbozó una sonrisa, aunque Mabel no pudiera verla. ––Siempre estaré para ti, mi amor.

Mabel colgó el teléfono y se quedó pensando en lo que Spencer le había dicho. Esperaba que Nell estuviera bien y que todo se resolviera sin problemas.

El doctor a cargo de la operación pronto se acercó a ella, puesto que se presentó como su hermana y no solo le aviso de que su amiga ya estaba estable, también de que podia pasar a verla, ya que sería colocada en una habitación privada, pero antes de que pudiera preguntar si eso lo cubría el seguro, el hombre misterioso interrumpió, invitándola a ir con Nell.

Sospechoso, pero no tenía tiempo para pensar en ello.

Mabel se sentó en la silla al lado de la cama de Nell, quien aún estaba dormida después de la operación. Miró a su amiga y suspiró, deseando que despertara pronto.

De repente, escuchó una voz detrás de ella.

––Disculpe, sé que es un poco tarde, pero no había tenido la oportunidad de presentarme adecuadamente, me llamo Darien Devereux, esta es mi tarjeta de presentación. ––Darien saco de una bolsa oculta en su elegante saco, el pedazo de papel y lo extendió hacia Mabel, quien tomo la tarjeta y la examino, percatándose que el salvador de su amiga era un importante empresario. ––Tengo un asunto importante que atender, pero si necesita hablar conmigo o tiene alguna pregunta, por favor no dude en llamarme.

––Gracias, Apreciamos mucho tu ayuda durante el accidente. Espero que podamos hablar más pronto.

Darien asintió con la cabeza y se dio la vuelta para salir de la habitación. Mabel se quedó pensando en el hombre y en lo alterado que se veía por la situación de Nell, como si él fuera el marido, lo que la dejo un tanto perpleja y a la vez triste, de que un extraño se preocupara más que su estúpido marido.

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