Laura aunque triste no sé dió por vencida, y buscó y buscó empleo, hasta que días después de haber sido rechazada en la agencia de modelos, encontró trabajo en una tienda de lujo. —Estoy muy orgullosa de ti , cariño. No importa cuántas veces te caigas, te vuelves a levantar. Esa es mi hija— dijo su madre antes de que se fuera en su primer día. Pasaron los días, y Laura pudo adaptarse rápidamente. Le gustaba mucho la tienda. El ambiente era sofisticado y elegante, con luces suaves que iluminaban los artículos de alta gama. La gerente, al ver su experiencia como modelo, le pidió que se pusiera la ropa y los accesorios de la tienda y se colocara en la puerta para atraer a los clientes. Laura aceptó con entusiasmo, sabiendo que esta era una nueva oportunidad para mostrar sus habilidades. Quería demostrarse a sí misma que en cualquier lugar podría brillar y llegar a la cima. Por eso, cuando la gerente le hizo la propuesta, ella realizó una investigación detallada sobre cada producto,
Martin tomó la mano de Laura, sujetando su muñeca con cuidado para examinar la herida que se extendía por su piel, mientras laura sintió toda su anatomía temblar por su contacto. Hace mucho que no sentía el calor de sus manos en su piel. —¿Entonces me dirás qué te pasó? —preguntó alzando la mirada hacia sus ojos , su rostro refleja una mezcla de preocupación y muy en el fondo afecto.Laura respiró hondo, sintiendo el impulso de restregarle que su educada novia había sido la responsable de su estado. Sin embargo, Barbara, que parecía intuir la tensión en el aire, se colgó del brazo de Martin. —Aún tenemos tantas cosas como para perder el tiempo en insignificancias, no es nuestro asunto lo que le suceda a la señorita, mi amor— dijo y Laura aprovechó para soltarse de su agarre.—Estoy bien, gracias. Mejor hágale caso a su novia —respondió , forzando una sonrisa mientras se daba la vuelta para continuar con lo suyo. Pero de repente sintió la mano de Martin apretar su brazo con determin
Laura llegó a la casa dispuesta a olvidar el mal momento que pasó ese día. Barbara era una mujer sin escrúpulos , eso le quedaba claro. Se sentía enojada y frustrada ante la forma en que la trató Martin. Un día parece odiarla con todo su ser y otro día deja tirada a su novia por llevarla a recibir atención médica. No sabía porque actuaba así pero lo que si.twnia claro era que no le iba a permitir desordenar su vida ahora que demasiadas complicaciones tenía. Abrió la puerta y ahí estaba su casi dormido en el regazo de Elena su madre. Al oír la puerta abrirse, despertó y emocionado al verla, corrió hasta ella. Después de decirles que lo de su mano era solo un accidente laboral y sentarse en el sillón, y después de hablar un poco con su madre, exhausta le dedicó un poco de tiempo a su pequeño. —¿ Cómo te fue hoy , mi amor?—Bien, mami. ¡Ya tengo amigos en la escuela!Laura lo abrazó celebrando la felicidad de su pequeño y rápidamente olvidó los inconvenientes de ese mal día. Desde
Laura estaba a punto de dormirse cuando recibió una llamada de Martín que la sobresaltó. Al principio, temió escuchar alguna impertinencia y por eso, dudó en contestar, pero se sorprendió cuando le pidió que lo acompañara a una cita al día siguiente, solo ellos dos, para hablar de algo importante. Después de colgar, dudó sobre qué decisión tomar, pero finalmente aceptó. La idea de tener una conversación a solas con él la intrigaba, y el sueño se desvaneció mientras imaginaba las posibles sorpresas que podría traer esa cita.Al día siguiente, se presentó a trabajar en la tienda, a pesar de que su jefa le había ofrecido días de reposo por el problema en su mano. No podía permitirse faltar debido a los gastos constantes por la enfermedad de su madre. Al regresar a casa, le pidió a Leticia que se quedara un par de horas más con su madre y Lucas, sintiéndose algo avergonzada. No le mencionó que tenía una cita con Martín. Leticia no pudo negarse, así que , Laura, se preparó para encontrar
Después de que Laura se marchara, Martín sintió como si un peso se hubiera levantado de sus hombros. Sin embargo, en su interior, una rabia contenida burbujeaba, amenazando con desbordarse. Se dirigió a su oficina, cerrando la puerta tras de sí con un golpe suave, y se sirvió un trago de whisky. El sabor fuerte y ahumado lo reconfortó, y poco a poco, una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro. La cercanía de Laura lo hacía sentirse feliz, pero la sombra de su pasado rápidamente frustraba cualquier atisbo de alegría que pudiera sentir. Justo en ese momento, Belinda entró sin tocar la puerta, con una mirada inquisitiva en su rostro. Había notado el cambio en él, y su curiosidad era palpable.—Veo que ya olvidaste todo lo que esa mujer te hizo —dijo, cruzando los brazos.— ¿ Ya olvidaste cómo te hizo sufrir? Ahora pareces un tonto, detrás de sus faldas—Martín se giró hacia ella, su expresión cambiando de una sonrisa a una mirada decidida. Pero en el fondo, una parte de él aún se debat
Después de reflexionar detenidamente, Laura se vio obligada a tragarse su orgullo y aceptar la oferta de trabajar para Martín. No podía negar los deseos que latían en su corazón: anhelaba seguir desarrollándose en la industria del modelaje y, al mismo tiempo, acercarse más a él, solo para demostrarle que podía estar bien sin su ayuda. Aunque en el fondo no quería reconocer que tenerlo cerca la emocionaba. Se consolaba internamente con esa idea, recordando las veces en que habían compartido momentos especiales, aunque su relación estuviera marcada por la tensión y el resentimiento.Sin embargo, Martín rápidamente volvió a ser tan cruel como siempre.—¿Me mandaste a llamar, Martín? —preguntó Laura, al entrar en su oficina, notando cómo su mirada la recorría de arriba abajo, evaluando cada detalle de su apariencia.—No me gusta que me tutees. ¿Entiendes? Soy tu jefe —respondió con arrogancia, como si disfrutara del poder que tenía sobre ella. Luego, una sonrisa burlona se dibujó en su
Canadá. Cuando bajaron del avión, Lucas miró a su madre con ojos curiosos. —¿Han venido los abuelos a buscarnos, mami? —preguntó, buscando a su alrededor. —No, cariño. Pero nos esperan en casa. Pronto llegamos —le respondió, tratando de contagiarle su entusiasmo. Él asintió con gesto feliz y caminaron hacia donde estaban los taxistas. Una vez en el auto, los recuerdos felices y no tanto que había vivido allí, en Canadá años atrás, comenzaban a bombardear su cabeza. Pero, respiró profundo e intentó disfrutar el momento como lo hacía su hijo. Sonrió al ver su carita colorada y animada mientras observaba el paisaje que pasaba rápidamente. A mitad del camino, durante la parada del taxi para repostar, Laura llevó a Lucas a pasear por la tienda. Sin embargo, cuando echó un vistazo casual por la ventana, vio a una mujer hermosa bajar de un Rolls-Royce Phantom negro. Martin le había prometido que, cuando superaran los tiempos difíciles, le compraría un coche así. Laura sonrió co
Antes de marcharse, Martín la miró de nuevo.—En fin, haré una fiesta en tres días. Estaré con mi prometida —dijo, sonriendo de manera forzada—. Puedes ir, lleva a tu amante si es deseas—Después de mencionar el lugar y la hora del evento, encendió el motor del auto y se marchó. Laura ni siquiera tuvo tiempo de negarse. Él no esperó su respuesta, como si diera por sentado que ella asistiría. Mirando a su madre con desconcierto, aceleró el paso y subió a su habitación, cerrando la puerta tras de sí. Se dejó caer en la cama, mientras su mente la transportaba a un pasado que había intentado olvidar, pero que aún la hería con fuerza. " No tuve otra opción, Martin " susurró mientras apretaba con fuerza sus labios temblorosos y una lágrima enjugaba sus mejillas. Laura comenzó a recordar aquellos años junto a Martin ... Eran los años en donde las empresas de Martin atravesaban una enorme crisis financiera y en los cuales su propia carrera como modelo estaba en ascenso ya que un ceo ital