Capítulo 5

— El está caminando con la cabeza muy arriba... La mujer que me saludó en la entrada esta hablando con él. Y de repente el me está mirando; Con sus ojos azules, sus grandes cejas, su rostro tan bello y tan serio, como que nunca ha reído o ha sonreído en su vida. Me está mirando con un reflejo de desprecio, como si yo fuera una especie rara del mundo lejano. 

Este hombre es muy guapo y muy alto; Me estoy diciendo en mi misma que no sea el mi jefe que no sea el mi jefe. De verdad se ve tan pesado. 

De verdad, estoy tan sorprendida y incómoda con la presencia de este hombre; Sorprendida por su perfecta belleza, de verdad es más que guapo este hombre. Y incómoda, es por la manera que el me está mirando...

Ya viene caminando hacía mi, siento un enorme estrés, de costumbre no soy la que siempre está muy estresada, pero con este hombre parece que se me fue toda el autoestima, en realidad me quedé parada mirándole pasar cerca de mi...

Ni me saludó, de verdad este chico se ve como un niño malcriado a papa; Un arrogante sin límites... Yo no  ando con ropas caras , tampoco con ropas baratas, pero no son las ropas que hacen a la gente, son lo que tienen adentro, como actúan en distintas situaciones, es aquello que hace a la gente.

Y este hombre se cree tan superior a la primera vista. El pasó cerca de mi con la señorita de la entrada; Me quedé ahí preguntándome si en realidad ese hombre es mi jefe.

— Ya pasó tanto tiempo que estoy esperando y nadie vino a decirme nada, eso es una falta de respeto total hacia mi persona. ¿ Y este jefe no va a llegar o puede ser que esté hombre con su reflejo de arrogancia es el jefe? Ahí ando con mis dudas y mis preguntas sin respuestas.

¿Señorita, disculpa aún no ha llegado el jefe verdad por favor?— Dije yo a esta mujer que me recibió en la entrada. 

Señorita por favor, perdona; Pero usted debe esperar un poco por favor. — Dijo la mujer. 

Ya está bien señorita. — Dije yo.

Ella se fue tan elegante, yo también quiero trabajar para cuidarme y ser tan elegante como ella; Me gusta ver la elegancia de una mujer, como mujer es algo claramente normal y nadie me puede juzgar por ello y decirme que soy materialista por ello...

Por mientras que nadie me hace caso, estoy caminando tranquilamente adentro de este edificio tan gran, me puse a imaginarme ahí trabajando como secretaria con mis ropas elegantes... De ahí escuché una voz con mucho desprecio que me esta gritando señorita, señorita...

¿Señorita, perdona, pero quien le dijo que puede caminar así acá? Usted no está en un parque. —Dijo el hombre. 

Tan sorprendida, yo miré a la persona que me está hablando como si yo fuera la sirviente de su casa.

Cuando miré, es el hombre que ví en la entrada con la recepcionista... Tan serio me está mirando, ya no se porque yo le cae tan mal...

Perdona señor, ví que es muy hermoso el edificio, es por ello que estoy caminando un poco para disfrutar de esta bella vista, todo acá se ve tan sofisticado. — Dije yo con mi voz de mujer asustada.

—¿ Pero ya señorita, usted está acá para una entrevista laboral verdad? Por ello usted debe esperar en el lugar que le dijeron de esperar. — Dijo el hombre con un tono de enojo. 

Perdona señor, no quise ser indiscreta.— Dije yo.

Así quiere trabajar con nosotros, si en el primer instante usted no puede hacer lo que le dijeron. ¿ Quién sabe si va hacer capaz de ejecutar bien su trabajo?— Dijo el hombre. 

Señor, con todo el respeto; Usted no me conoce así que no le voy a permitir de poner en cuestión mi capacidad profesional. Caminar acá un ratito no es un pecado, es más, eso no tiene nada que ver con mis potenciales. — Dije yo con un tono firme. 

Ya veremos. ¿ Se puede pasar en mi oficina por favor?  — Dijo el hombre. 

Pero señor, debo volver al lugar que me dijeron de esperar. ¿ Y usted quién es por favor? — Dije yo.

¿Quiere ser entrevistada o qué? No tengo todo el día señorita por favor. — Dijo el hombre. 

No lo puedo creer, parece que este hombre guapo y arrogante es el CEO de esa empresa, parece que es el que yo estoy esperando. Hay cielo espero que no sea él; Aún que el me esta pidiendo de entrar a su oficina, me quedé con la esperanza que no sea el, el jefe.

— Señorita mi nombre es Mauricio Luis de La Paz, soy el CEO de esa empresa, por ello es de mi responsabilidad de hacer la entrevista de los nuevos trabajadores; Aquí queremos gentes trabajadoras, responsables, respetuosas, proactivas, puntuales, muy profesionales, que saben su lugar, y su oficio. 

La empresa está al nivel internacional, estamos ofreciendo las mejores calidades en todos los funcionamientos de distintos áreas...

Contamos con más de 100 millones de clientes al nivel nacional y internacional. Nuestros socios son de varios países. 

No tenemos problemas de trabajar con distintas personas de distintos países, porque lo que necesitamos son profesionales para trabajar con nosotros y no razas humanas...

Le estoy contando eso, solamente para decirle que aquí no aceptamos la discriminación racial, discriminación de género. Exigimos el respeto en su totalidad para cada uno de los trabajadores, ningún compañero de trabajo no tiene derecho al faltar respeto al otro. Y también no aceptamos relación amorosa entre compañeros de trabajo; Si un compañero está con otro, nos va a quedar de llamarle al recurso humano para firmar su carta de despedida.

La idea y la meta de la empresa son: Siempre ser profesional para dar lo mejor a nuestros socios y nuestros clientes. — Dijo Mauricio Luis de la Paz. 

Dios mío, no puede ser, este hombre tan pesado si que si es el CEO de la empresa; Ya no hay nada que hacer estoy perdida. Ya que en el primer instante me está mostrando que yo le cae mal, ya voy mal. — Pienso yo en mi misma. 

Esta bien Señor, entiendo bien, creo que la empresa tiene una trayectoria impresionante, será un honor para mi trabajar con ustedes. — Dije yo.

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