Todo comenzó a clarearse poco a poco hasta que volvió a ser el auto donde se había quedado, mostrando por su ventana calles que aunque bastante diferentes a como las recordaba, eran sin duda de Querétaro. A su lado Diana comenzaba a despertar, se talló el ojo y miró por la ventana, una sonrisa se dibujó en su rostro y se apuró a despertar a su hermana.
—¡Nadia! —dijo sacudiéndole el hombro—. ¡Despierta! ¡Ya llegamos!
Nadia comenzó a despertar mientras subían por una calle empedrada que se veía más o menos igual a como la encontraría Kaled en el futuro, hasta que se estacionaron frente a la casa de Ricardo, cuya única diferencia respecto al futuro era que estaba pintada de un feo color café.
La familia descendió del auto y mientras bajaban sus cosas, Kaled se dio tiempo de ver otra diferencia respecto al