Capítulo 22. Becca
Aquella noche, después de que la tabernera le hiciera ingerir varias dosis de preparados que según ella la ayudarían a sanar del estómago y a conciliar el sueño, Becca se durmió profundamente a pesar de estar en un lugar desconocido, y de no saber que sería de ella si Matt no regresaba a recogerla.
Se vio a si misma caminando por los pasillos de paredes de piedra de aquella casa que era desconocida en el mundo real, pero muy recurrente en sus sueños, y se dio cuenta de que recorría el pasillo hábilmente, aunque no sabía el porqué. Se detuvo frente a la misma habitación en que siempre paraba, y abrió sin ni siquiera llamar.
El cuarto era el mismo, eso estaba claro, pero algo había cambiado. Becca se dio cuenta de que la decoración del dormitorio era ahora diferente; una gran cama con dose estaba colocada al fondo de la enorme habitación, y unas ligeras cortinas de tul se mecían con el viento que entraba por la ventana abierta.
Había varios armarios bajos distribuidos por todas partes,