11. Sarah
- ¿Lobos? ¡Venga ya! Podrías haberte inventado algo más ocurrente.
Sarah se echó a reír porque la afirmación de su jefe carecía de sentido. Suponía que iba a contarle que alguno de ellos había pasado por prisión, o algo que verdaderamente diera miedo, ¿pero decir que eran lobos?
Lo miró aún riéndose, con lágrimas brotando de sus ojos por el esfuerzo realizado, y fue entonces cuando vio que él no se reía. Lo miró fijamente, y se dio cuenta de que parecía incluso enfadado por su respuesta, ¿acaso podía creerse verdaderamente lo que le había contado?
- Cuando acabes de burlarte de mi, podemos seguir hablando.
- Adam, siento haberte ofendido,pero es que tu afirmación… no sé como describirlo, es difícil de creer.
- ¿Acaso te piensas que no sé lo que parece? Solo te pido que me escuches, porque necesitas estar preparada para cuando lleguemos.
- Está bien, cuéntame tu historia.
- Mi familia pertenece a una antigua dinastía de hombres lobo, que con el tiempo, fueron transmitiendo el secret