“Ay”.
Con cada embestida, me pellizca los pezones hasta que empiezo a rebotar contra su verga, quitándole el control.
Él arrastra los dedos por mis muslos y sube por mi vientre mientras gime. Sus ojos oscilan entre mirar mi cuerpo y mirarme en el espejo.
“¡Está jodidamente apretado!”, gime mientras me abalanzo sobre su verga.
Damien gruñe con los dientes apretados, apretándome las tetas contra el pecho y siento cómo se le hincha aún más cuando mis músculos se aprietan a su alrededor.
Echo la cabeza hacia atrás, apoyándome en su hombro, disfrutando del orgasmo mientras me llena con su carga.
“Me vas a meter en problemas”, me susurra al oído mientras sus labios rozan mi piel.
“Entonces diles que estamos intentando tener un cachorro”, digo en voz baja.
Me agarra el rostro y lo gira hacia él. La mirada de sus oscuros ojos está llena de emoción, pero también de dudas. “No quiero mentir”.
“No tiene por qué ser mentira”, murmuro y lo beso.
“¿Incluso con todo el drama que viene ocurr