13. El callejón
Esas palabras cayeron sobre mi como una losa, pesando toneladas e incapacitándome para respirar.
No podía creerlas, seguía teniendo la esperanza de que esto fuera una broma muy pesada, pero mi instinto me gritaba que saliera de allí y me alejara corriendo lo más lejos que pudiera.
Y eso hice, fue instintivo.
Me di la vuelta dejando atrás a esa chica y su extraño disfraz de carnaval pervertido, subí las escaleras sin prácticamente reparar en los escalones y corrí por el pasillo hasta vislumbrar la salida. Atravesé el muro de los dos vigilantes, que no se esperaban a alguien saliendo corriendo desde dentro, abrí la puerta y salí.
Corrí todavía más hasta llegar a una callejón y de repente paré.
Cogí una bocanada enorme de aire, en toda la carrera no me había dado cuenta que no había respirado ni una sola vez.
M****a. Estaba diluviando, tampoco me había dado cuenta.
¿Y ahora?
Estaba en un callejón oscuro bajo la lluvia sin nada alrededor. Me acerqué temblando a la calle principal