-¡¿Cómo que vas a llevar a esa zorra a la fiesta?!- chilló la rubia.
-Cariño, no es una fiesta, ya te lo dije, es una reunión de negocios y es mi secretaria, necesito que esté conmigo ayudándome.
-No puedo creerlo, enserio no puedo creerlo- negó efusivamente su esposa.
-Cariño, mi amor. – exclamó con cautela el CEO mientras intentaba acercarse a su esposa como si fuera una bomba de tiempo a punto de estallar.
-No me llames así. – sentenció cruzándose de brazos.
-Van a ser solo unas horas ¿Si? Cuando te quieras dar cuenta ya voy a estar de vuelta en casa.
-Escúchame bien Sebastián Aller, te quiero de vuelta entero, no quiero que huelas al perfume barato de esa mujerzuela ni que tengas ninguna marca nueva ¿Me oíste?
-Sí cariño- respondió automáticamente, dándole un beso casto en los labios y saliendo rápidamente de su mansión, ansiando pasar a buscar a Helena por su departamento.
Mientras se dirigían hacia el evento en su coche privado, el silencio llenaba el ambiente, dejando entrever