... Desperté en los brazos de Joseph. El estaba profundamente dormido. Pase uno de mis dedos por su rostro, ¿cómo no me dí cuenta de lo precioso que es este hombre? Bueno si me daba cuenta, pero lo veía cómo un Luke dos, no quise prestarle atención por qué odiaba a los chicos populares.
Ahora me doy cuenta de que no debo odiar a todos por lo que me hizo uno. Joseph me ha demostrado ser muy diferente a Luke.
Estaba prendada viéndolo cuándo recordé algo. Soy un desastre, ayer estuve llorando y seguro mis ojos lo resienten hoy. Me levanté y fui al espejo para arreglarme un poco.
— Buen día. — Joseph apareció detrás mío, por fortuna ya estaba arreglada. — Vaya, incluso en la mañana luces preciosa. — Si, por qué me arregle antes de que despertara.
— No es así como imaginé la primera vez que dormiríamos juntos.
— ¿Esperabas ver a un león en tu cama?
— No. Sólo esperaba verte desnuda.
— Oye. — Me quejé.
— ¿Qué tiene de malo? Somos novios.
— Tienes razón. No tiene nada de malo. — Sus labios b