El amor tiene un juego eterno con el odio, en un segundo los dos sentimientos pueden intercambiarse el uno por el otro, como si fueran uno mismo y quizá así es de hecho.
Los dos sentimientos son demasiado puros como para poder esconderse o acabarse, odias y amas, quizá, eternamente.
Puedes olvidar por supuesto, puedes seguir adelante y viviendo cada día de tu vida como si el sentimiento no estuviera adentro, pero allí, en el lugar más recóndito y escondido siempre está presente: un gesto, una sonrisa, una mirada, una palabra…para bien o para mal, siempre se quedan allí.
Astrid sentía que podría vomitar en ese preciso momento, sintió un escalofrío por todo su cuerpo. La sensación más desagradable y siniestra del mundo al verlo delante de ella, como si nada, como si estuviera solo en el mundo, o sol