Capítulo 975
Alfredo estuvo a punto de maldecir: —¿Habrá escapado?—

Justo cuando estaba sacando su móvil para llamar, vio al chico.

Se había puesto la ropa que Alfredo había preparado para él.

Su cabello limpio y brillante, de un tono amarillo oscuro, era un poco largo y cubría sus orejas.

Tenía un rostro pálido con algunas manchas amarillas, y mechones de cabello le cubrían la frente y los ojos.

Sus ojos eran profundos y azules.

Llevaba comida en sus manos y miró a Alfredo: —Tengo hambre.

Había salido del baño sin encontrar a nadie, así que fue él mismo al restaurante del hotel.

El hotel ofrecía comida.

Así que había traído algo de vuelta.

Alfredo dejó su teléfono a un lado.

—¿Vas a comer? —preguntó.

Alfredo negó con la cabeza.

Alfredo se sentó en el sofá.

El chico también puso las cosas en la mesa y empezó a comer.

Alfredo preguntó: —¿Cómo te llamas?

—Barzel —dijo el chico mientras seguía comiendo.

Alfredo asintió: —¿Barzel? ¿Está bien si te llamo así?

El chico asintió.

Barzel era un nombre común
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