Alfredo no se dio por vencido, pero por la presencia de Rodrigo no insistió, aunque su estado era claramente malo con los párpados caídos y su mirada dijo que no estaba contento.
Rodrigo, sintiendo que su presencia aquí estaba afectando la recuperación de Gabriela, dijo, "Sal conmigo."
Alfredo le siguió desganado.
Rodrigo frunció el ceño y le pasó el teléfono, "Mira qué infeliz eres ahora."
Alfredo ni siquiera lo pensó dos veces antes de replicar, "Eres bueno, no andas buscando a Gabriela porque se escapó, hay mujeres por toda la calle y muchas a las que les gustas, por qué actúas como si no pudieras vivir sin ella..."
Antes de que pudiera terminar su queja, sintió un aura escalofriante y su voz se detuvo.
Rodrigo iba a decirle que su teléfono podía recuperar su historial de comunicaciones y que podría encontrarlo aunque lo borrara.
Pero, ¡quién iba a decir que Alfredo revelaría sus defectos!
Colgó el teléfono enseguida y dijo fríamente, "Tú tampoco eres ginecólogo, no tiene sentido qu