En la entrada del hotel.
La expresión de Alfredo era muy sombría, estaba mirando fijamente a la chica frente a él, de quien no tenía mucho recuerdo.
La chica, vio que él no recordaba haberla dejado en la entrada.
Por eso sonrió: —Fui yo.
Alfredo claramente recordaba haber visto a Aurora.
Su rostro era tan claro.
¡Las sensaciones eran tan reales!
¿Fue una ilusión creada por extrañarla tanto?
¿Confundió a otra mujer con ella?
El señor Muñoz sonrió: —Sí, ¿estás satisfecho con el servicio de Sofía?
Mientras hablaba, el señor Muñoz empujó a la chica hacia adelante.
La chica forzó una sonrisa: —Señor Sánchez...
Alfredo miró fijamente al señor Muñoz, sus oscuros ojos emitían destellos fríos, y con una sonrisa fría, dijo: —¡No pienses más en la inversión!
—Señor Sánchez...
Alfredo tomó los tres mil dólares que le dio su asistente y los lanzó sobre la chica: —¡Eso es todo lo que vales!
¡No podía creer que hubiera tenido un revés tan humillante!
¡Cuanto más lo pensaba, más enfadado estaba!
Dicho