Como psicóloga Silvina sabía que Karina en ese momento necesitaba contención, como amiga no entendía la posición de Kari y a pesar de sus conocimientos, no sabía cómo ayudarla.
Llamó a su socia y amiga.
-Hola Amanda..
-Diego llegó de una guardia de 48 horas y se fue a dormir, está todo igual.
-Amanda, no rompas, una guardia de 48 y lo querés fresquito, déjalo dormir y después lo despertás con algo distinto, tirale helado en el pecho y anda bajando... te da resultado.
Los amigos que a esa altura estaban casi pegados a la puerta de la cocina, miraron el helado que estaba sobre la mesa.
Gustavo le guiña un ojo a Mateo mientras sonríe.
-Bueno, cuando tenga la próxima guardia hacemos una noche de chicas y charlamos, las tengo abandonadas.
-¿Salimos?
-Lo que quieras, nos quedamos en tu casa, invocamos a los espíritus o vamos a ver estripers.
A Gustavo se le fue la sonrisa de la cara.
-No se lo merece.
-Ahh, no se lo merece, sos de manual, te lo dije para que me des esa respuesta, si no se