Bolton.
Salgo de la reunión que tuve con mis hombres de confianza y estoy frustrado, mande a dos de mis hombres a revisar una manada que está alejada al norte y no le permitieron acceso, justificaron que al yo no permitir que extraños entren a Moonblod ello harían lo mismo. Malditos cretinos, lo que ellos no entienden es que son mis siervos, mis súbditos, les di el título de alfa y un lugar que gobernar hace un siglo y ahora me quieren dar la espalda. Es evidente que ellos no saben quién soy, Marcus Dubois murió en el momento que era debido para el resto de los lobos y nació Bolton. Pero eso no quita el hecho que me deben lo que son a mí.
-Maldito Dorian- gruño.
-Calma Bolton- escucho que me dice Carson mi beta y amigo de siempre.
-Se creen reyes cuando son unos simples plebeyos- digo indignado.
-Vamos a lidiar con ellos- afirma mi amigo.
-El maldito está liderando una guerra y haciendo una masacre, no les di poder para que se maten entres si.
-Quizás con eso se va a erradicar la codicia- dice Carson.
-Gente inocente muere en el medio por la codicia de unos pocos. Nunca debimos dejar que los primeros lobos se aparearan con humanos- afirmo- eso corrompió la sangre, la codicia humana nos trajo a esto.
-No podés asegurarlo- dice Carson- no todo humano es asi.
-No me vas a convencer, sé que es así mi error nos trajo a este punto- digo casi gruñendo- lo mejor que pude hacer es expulsarlos y no permitir el ingreso a nadie que no sea puro como nosotros.
-Espero no te arrepientas de tus palabras.
Sigo caminando y me dirijo hacia las escaleras para subir a mi habitación, me giro y lo miro.
-Quiero que organicemos una reunión- Carson me mira- quiero una tregua entre Bluemoon y StarWolf, busca un punto neutral y que ambos alfas se presenten ante mí.
Él asiente y me deja marchar, cuando llego a mi habitación veo que en mi cama está Nerea sin ropa y con una sonrisa provocadora.
-¿Qué haces acá?- digo serio.
-Escuche que estabas molesto y quería ayudarte a sacar la tensión- dice levantándose de la cama y caminando hacia mí.
-No es buena idea, no quiero lastimarte.
-Cariño, amo que me lastimes. Sabes que me encanta cuando te soltás y haces conmigo lo que querés. Lo necesitas, y yo quiero dártelo- dice y cuelga sus brazos en mi hombro.
-Esto es solo sexo, no somos nada- digo recordándole su realidad.
-Lo sé, y va a ser el mejor sexo de la noche.
No lo pienso y tomo su boca con pasión, la invado y saque su boca con ganas, ella jadea y busca aire. Me alejo y la doy vuelta para apoyarla en la pared.
-No me voy a contener- digo y ella asiente.
Y así, sin más abro mi pantalón, saco mi verga y la embisto sin previo aviso, ella grita, pero no me impide que me mueva. Mis caderas se menean embistiéndola con frenesí, y ella gime y grita de placer, la siento mojada y deseosa por mí y eso me satisface, es una de las pocas lobas que sabe como me gusta y me deja hacerlo.
Siento como se aprieta en mi verga y se desarma en un orgasmo, yo por mi parte no estoy listo todavía y no pienso acabar en su interior, asi que salgo de su interior y la hago tumbarse en la cama. Me posiciono en su centro levantando sus piernas en mi hombro y arremeto con ella. Es una posición en la que me deja entrar más profundo, ella se retuerce debajo de mí y no me importa, solo quiero mi propia satisfacción, después varias embestidas estoy por acabar, por lo que salgo de su interior y me vacío en su abdomen plano y me tiro a su lado en la cama.
-¿Por qué no te vaciaste en mi interior?- dice haciendo puchero.
-Es obvio, no te voy a dar un hijo mío, solo la elegida va a tener el honor de llevar a mi heredero.
-Bolton- dice enojada.
-Sos consciente de tu lugar a mi lado, solo me sacas la calentura y por eso tenés beneficios, pero nunca vas a ser mi luna, mi mujer. Ahora salí que quiero dormir- digo y camino al baño- cuando salga no te quiero en mi cama.
Y así es cuando salgo ya no está y eso me deja tranquilo, se está convirtiendo en un problema debido a su interés por ser mi luna, aunque es genial en la cama, voy a tener que prescindir de sus servicios.
Me duermo casi inmediatamente.
-ayuda- dice una mujer corriendo por el bosque- no te vayas.
Corro hacia ella y cuando me acerco mi lobo se descontrola, clavo mis colmillos en su cuello y la reclamo mía.
Me despierto agitado, y me siento en la cama.
-¡Qué carajos!- digo en voz alta.
-Es ella, tenemos que buscarla- dice Conor mi lobo.
-Es imposible- afirmo.
-Siglos buscándola y al fin aparece, no podemos dejarla huir.