Arlo llamó de inmediato a Fleur, mostrándose inmediatamente respetuoso cuando ella contestó: “Mi Señora, mis hubertianos han encontrado la espada de la Pretora Singer en las Minas Duca, pero no hay más rastro de ella”.
Fleur frunció el ceño. “La espada que forjé es la definición misma de un instrumento mágico, y fue mi decisión dársela a Penny y no a alguien como Ruby Chain… ¡¿Y dices que el enemigo ni siquiera la tomó?! ¡¿Acaso están menospreciando mis tesoros?!”.
Arlo no comprendía cómo funcionaba la mente de Fleur en ese momento.
¿Acaso no era bueno haber recuperado la espada de Penny? En cambio, ¿por qué estaba molesta?
Aun así, pronto recordó que, a pesar del poder y la astucia de Fleur, seguía siendo una mujer y su ego solía funcionar de manera diferente al de un hombre.
Quizás en su mente, esa espada era un tesoro, así que el hecho de que la dejaran abandonada como basura era un insulto… prefería que su misterioso enemigo la tomara y la consagrara como una reliquia familiar