Uno de ellos incluso dijo: “Mire, Señor Bay… ¡ese perdedor es un incompetente y una lamentable excusa de persona! ¡Ahora que por fin lo hemos echado, no podemos dejar que vuelva, pase lo que pase!”.
Todos los demás asintieron. No solo odiaban a Jacob… ¡sino que se negaban a dejar que regresara y amenazara sus puestos actuales!
Kenny suspiró exasperado. “Déjeme decirlo de esta manera… Don Albert es tan dominante en la Colina Aurous, y él personalmente restituirá a Jacob como vicepresidente administrativo si decidimos hacernos los sordos. ¡¿Y quién cree que podrá sobrevivir a esa presión suya?!”.
Todos intercambiaron miradas, pues no cabía duda de que Don Albert era una figura de gran influencia.
Además, se decía que ahora era considerado miembro de la familia Wade de Punta Este.
Eso significaba que tenía acceso a sus contactos, y controlar el departamento de recursos humanos de la Asociación de Caligrafía y Pintura le resultaría demasiado fácil.
Fue entonces cuando Ivy, quien esta