Capítulo 2: Un anuncio

Cuando el hombre se baja del ascensor arreglándose el traje todos en aquel piso se quedan en silencio y fijan los ojos en sus ordenadores o se concentran en sus tareas.

Jack Gosling con sólo poner un pie en algún lugar es capaz de dejarlos a todos en absoluto silencio. Todas las personas que trabajan para él saben que es un tirano, cruel y déspota, un hombre frío y calculador que sólo hace aquello que le beneficia personal y económicamente.

Su asistente corre hacia él y comienza a recitarle cada una de las reuniones y citas de ese día. Seguirle el paso a Jack no es sencillo, pero parece ser que él es el único que ha logrado hacerlo.

—Cancela la cita de las cuatro —le dice entrando a su oficina y colgando el saco en la percha al lado de la puerta—. Hoy no quiero estresarme con nada.

—Sí, señor, así lo haré.

Se pierde de allí antes de que Jack lo vea siquiera, se sienta tras su escritorio y comienza a mover las manos para hacer dinero y ganar poder, porque eso es lo único que le interesa en la vida. Jack no le rinde cuentas a nadie y no se deja manejar por su familia como su padre querría.

Aunque desde hace tiempo lo presiona con un nieto, pero él simplemente no quiere hacerlo. Eso de las relaciones humanas hace mucho no son lo suyo, la idea de tener una mujer que lo controle o lo espere en casa sin hacer nada no le agrada, es más… el sólo hecho de pensar en sex0 le parece una pérdida de tiempo, es una necesidad que tiene de vez en cuando y se la quita con su amante de turno, pero tampoco es un adicto porque no le proporciona ninguna satisfacción.

Sí, Jack Gosling es un misterio, un hombre realmente intenso en muchos aspectos de su vida, pero en nada que tenga que ver con sentimientos.

Una llamada lo interrumpe en sus tareas y gruñe antes de contestar.

—¡Aló! —espeta con rabia.

—S-señor, lo siento, es su padre… está aquí y quiere ver… ¡No, espere, no puede…!

Pero Harry no termina de hablar, porque ya Jason Gosling está allí para ver a su hijo y exigirle lo mismo de siempre.

—Padre, que buen ejemplo le das a mis empleados, el de entrar sin anunciarte y esperar a que quiera recibirte —se pone de pie para dejar ver su figura poderosa, pero su padre es el único que no se intimida.

—Hola, hijo, te esperé en casa para la cena de hace dos días y también para la de anoche, ¿cómo has estado?

—Al grano, tengo trabajo.

—Sabes a lo que he venido, ¿por qué no me dejas ayudarte a buscar una mujer para que me des a mi nieto?

—Porque no se me pega la gana, me basta con la mujer que está en la recepción, ¿acaso no es suficiente para ti?

—Es en serio lo que te pido, me estoy haciendo viejo y quiero un nieto, verte sentar cabeza, una mujer que te haga más humano…

—Más débil, querrás decir, para que me pase lo mismo de antes —le dice molesto caminando hacia el bar—. Lamento decirte que no te daré gusto —se detiene bruscamente y mira a su padre para decirle a modo de burla—. No, en realidad no lamento nada.

—Jack, sabes que no tengo listo el testamento y si quisiera dejarle todo a tu hermano…

—Ese no es mi hermano —sisea con rabia.

—Es mi hijo, así que es tu hermano y ya que tiene novia, tiene más ventaja que tú en darme un heredero y darme en el gusto.

—Así que lo único que quieres es que te dé un nieto, ¿no es así?

—¡Por supuesto, nuestro apellido debe perdurar! ¡Nuestro legado de poder debe heredarse!

—Bien… quieres un nieto —le dice colocando sus manos en su mentón en modo pensativo, burlándose claramente de su padre.

—Jack, no se vale adoptar.

—Lo sé, tampoco es que pueda hacerlo, debo estar casado para eso y yo no pienso casarme con nadie… pero si lo que quieres es un heredero, lo tendrás.

—¡¿Cómo se supone que lo tendrás si no estás casado?!

—Pues de la misma manera que tuviste tú a tu hijo predilecto, el perfecto Gosling.

—No me parece gracioso…

—Pues a mi madre y a mí tampoco nos pareció gracioso cuando esa mujer llegó a casa con ese estúpido reclamando un lugar que no le correspondía. Pero se lo diste y te recuerdo que eso llevó a la muerte a mi madre.

—Jack…

—Si quieres un nieto, lo tendrás, eso es lo que acabas de decirme. Cómo lo tenga, es lo que menos te puede importar, ¿o acaso también quieres ver cómo me foll0 a la mujer que será su madre?

Jason se pone rojo de la rabia, Jack se bebe el vaso de agua que se sirvió y deja el vaso con violencia en la barra. Sale de la oficina cogiendo su saco y se va directo a la oficina de recursos humanos para hablar con el jefe de la sección.

—Si quiere su nieto, lo tendrá, pero que ni crea que yo tendré un hijo, porque yo no sirvo para ser padre.

En cuanto las puertas del ascensor se cierran, Jason deja salir un suspiro agotado, pensando en qué es lo que hizo mal con su hijo.

—Creo que, si no me mata la diabetes, lo hará mi hijo con sus ocurrencias y desplantes.

Cuando Jack entra a la oficina del jefe de recursos humanos, este salta de su asiento y casi le hace el saludo militar. Sin mirarlo, Jack comienza a decirle.

—Quiero que pongas un anuncio mañana, donde se busca una mujer joven, entre diecinueve y veintitrés años, de buena presencia, saludable, inteligente y sin compromisos, todas excluyentes. Sin tatuajes, piercings ni ninguna modificación en su cuerpo.

—¿Para qué puesto?  —pregunta con temor el hombre, porque a Jack no le gustan las preguntas y así lo deja claro con su respuesta.

—Eso es mi asunto —gruñe—, ponlo en la sección laboral, porque no es para una cita, es para un trabajo muy importante y tampoco pongas quién lo busca, sino sólo el mail de recursos humanos, ya tú les darás sólo la dirección, para que se presenten… a partir de pasado mañana, a las nueve… No, mejor desde las siete treinta de la mañana. Así vamos a descartar que sean holgazanas.

—Sí, señor.

Jack sale de la oficina sonriendo de esa manera que a todos les da miedo, porque saben que ha hecho de las suyas nuevamente.

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