CAPÍTULO 231

Aquella tarde Clarisse llegó a casa gracias a que Galen la llevó en su auto, pues para sorpresa de ella y de sus amigos, Soren no se presentó para buscarla como siempre y tampoco estaba alguno de sus hombres de confianza. Eso en verdad fue extraño, Soren nunca faltaba y cuando él no podía ir enviaba a Peter u Owen por ella, es que ese día ni siquiera estuvieron con ella su propio equipo de seguridad.

No se quejaba, de hecho, no le molestaba para nada porque siempre respetaban la distancia para no incomodarla. Sin embargo, ya se había acostumbrado a voltear y verlos a lo lejos mientras actuaban cómo simples transeúntes.

—Hola, Clarisse. ¿Qué tal estuvo tu día? —saludó Liza, afablemente.

—Fue bastante tranquilo. Demasiado, diría yo —dejó sus cosas sobre el sofá y se recogió el cabello en una coleta—. ¿Dónde está Soren?

—¿No está contigo?

—No. Tampoco los demás.

—Espera, ¿qué dijiste? ¿Cómo que no está contigo?

—No fue por mi y tampoco envió a nadie a buscarme, y para mi sorpresa tampoco
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