Narra Leslie.
Todavía puedo sentirlo palpitando dentro de mí.
La forma en que me sostuvo de la cintura y en poco tiempo me tenía tocando el cielo como solo él lo sabe hacer…
Todavía puedo sentir el sabor de su piel en mi paladar. Su sudor, agitación y los gemidos que estaba evitando soltar. Me ha mantenido en una ensoñación todo el día, con la piel erizada. Y he podido ver en mi espejo lo bien que le hace a mi cuerpo tenerlo de vuelta.
Cuando llegué a casa, no pude evitar acariciar mi cuerpo, recordando nuestro breve momento después de tantos años. Parece irreal. Y de no ser por el dolor en mi vagina por su intromisión y el brillo que cubre mi rostro, lo creería. Pero ha sido real. La única razón por la cual fue capaz de romper la cabecera de la cama para poseerme es porque, al menos sexualmente, sigue sintiendo lo mismo que yo.
Sin embargo, no sé cómo él esté procesando lo que ocurrió. Y tengo miedo de que me trate mal después de haberme hecho sentir que me necesita.
—Vamos a ve