CAPÍTULO 139. Rastros de una tormenta interna.
Capítulo 139
Rastros de una tormenta interna.
El pasillo del hotel de mala muerte olía a humedad, a moho y cable quemado.
Iván apretó el puño contra el cristal empañado de la pantalla portátil mientras observaba cada unade las Iván apretó el puño contra el cristal empañado de la pantalla portátil mientras observaba cada unade las imágenes que allí se mostraban.
La lluvia, invisible tras el cristal de la cámara de seguridad, parecía bailar sobre el pavimento sin color.
—Ahí está —murmuró, casi para sí mismo—. La mujer del cigarrillo, gabardina oscura y maleta roja.
La silueta se deslizó por la rampa de entrada al estacionamiento subterráneo. La grabación crujió con un eco metálico cuando la puerta del garaje bajó lentamente, tragándose a la figura de la mujer.
Iván guardó el dispositivo en el maletín de cuero gastado y salió del cubículo con paso firme. Afuera, la tormenta descargaba con furia. Los faroles arrojaban círculos amarillentos sobre el asfalto inundado.
Subió a su coche si