La noche en Colombia era mágica. El cielo estaba despejado, y las estrellas brillaban con una intensidad que parecía casi irreal. Ethan y Emily habían decidido pasar la noche en un lugar especial, un mirador en las montañas que ofrecía una vista panorámica del valle y del cielo estrellado.
Habían llevado una manta y una cesta de picnic con algunas de las delicias locales que tanto amaban. Mientras se acomodaban en la manta, la brisa suave y el sonido de la naturaleza los envolvían, creando una atmósfera íntima y romántica.
—Este lugar es increíble, Emily. No puedo creer lo hermoso que es el cielo aquí —dijo Ethan, mirando las estrellas con asombro.
—Siempre he amado venir aquí. Hay algo tan especial en este lugar, y estoy feliz de poder compartirlo contigo —respondió Emily, sonriendo.
Se recostaron juntos en la manta, mirando el cielo y disfrutando de la tranquilidad del momento. Ethan tomó la mano de Emily y la acarició suavemente, sintiendo la conexión profunda que los unía.
—Emily,