La situación se había complicado enormemente para Ethan y Emily. Cuando Ethan recobró la conciencia, se encontró en una habitación oscura y húmeda. Sentía el sabor metálico de la sangre en su boca y el dolor agudo en su cabeza. Con esfuerzo, se incorporó y miró a su alrededor.
El lugar era sombrío y apenas iluminado por una pequeña ventana en lo alto de una de las paredes. A lo lejos, escuchaba murmullos y el crujir de pasos sobre el suelo de madera. Intentó moverse, pero se dio cuenta de que estaba atado a una silla.
De repente, la puerta se abrió y una figura entró en la habitación. Era un hombre alto, con una cicatriz en la mejilla y una expresión fría en su rostro.
—¿Quién eres? ¿Qué quieres? —preguntó Ethan, intentando mantenerse firme.
El hombre sonrió de manera siniestra.
—Mi nombre es Victor. Trabajo para la red que intentaste desmantelar. Creíste que podías derrotarnos, pero apenas conoces la magnitud de nuestro poder —dijo Victor, mientras caminaba alrededor de Ethan.
Ethan