4. Todos Pagarán

La tensión en la sala de estar era palpable. Todos se miraban unos a otros; nadie había logrado decir algo, hasta que una voz rompió el silencio.

—Vaya, por fin la rata podrá tener lo que desde hace mucho tiempo quiso. La verdad, me da igual —respondió Dahia, mirando a Emily con una sonrisa engreída, luego posó su mirada en Ethan.

—Al fin y al cabo, no eres más que la basura de la cual siempre me he querido deshacer. Detesto haberme casado contigo.

Dahia esperaba ver algún rastro de tristeza en la mirada de Ethan, pero el hombre solo sonrió.

—No sabes cuánto me alegra escuchar esas palabras. Al fin de cuentas, no cometí el error que estaba por cometer con una mujer tan poca cosa como tú, Dahia.

Decir que las palabras del hombre la enfurecieron era poco. Sus labios y puños apretados dejaban claro que no le había agradado lo que Ethan había dicho.

—Yo no sé si sea buena idea… —la voz calmada y tierna de Emily los sacó del estado de ira en el que se encontraban. Ethan volvió a colocar su mirada en ella. Antes no la había observado con tanto detalle.

Era trigueña, de cabello negro y largo, con unos penetrantes ojos oscuros y un pequeño hoyuelo en la mejilla. Lo miraba fijamente.

—Ethan, no quiero ser parte de este absurdo plan solo para vengarte de Dahia. Nunca dejaré que nadie me utilice para su beneficio.

Las palabras de la joven hicieron que Ethan arrugara el ceño. Ella tenía carácter cuando se lo proponía, y no pudo evitar soltar una pequeña risa al verla.

—Querida Emily, créeme que nunca cometería tal bajeza contigo. Esta vez todo será diferente. Te contaré todo con el tiempo, y solo espero que no traiciones mi confianza.

Nikolay solo pudo darse un golpe en la frente con la palma de la mano.

—Este hombre de verdad no tiene remedio —murmuró en voz baja, pero Ethan lo escuchó y rápidamente le lanzó una mala mirada.

—Niko, por favor, pásame los papeles del divorcio. Cuanto más rápido sea esto, mejor. Ya estoy aburrido aquí —dijo, mirando todo el lugar como si ya nada le importara.

Niko le entregó los papeles con una sonrisa burlona dirigida a Dahia. Esta estúpida mujer no sabe la joya que ha dejado escapar, pensó.

Todos observaron a Ethan cuando se acercó hasta Dahia y Dael.

—Espero que la decisión que tomaste sea lo mejor para ti. Pero recuerda, volverás llorando, rogándome que vuelva contigo… aunque desde ahora te digo que, desde que me traicionaste, eso será imposible —las palabras de Ethan solo hicieron que Dahia se echara a reír.

—¿De verdad crees que una mujer como yo iría a rogarte a ti? —La sonrisa petulante de Dahia no alteró en lo más mínimo la mirada seria de Ethan, quien continuó.

—Nunca me verás rogándote, basura. Ahora por fin estoy con un hombre de verdad, alguien que me dará todo lo que una mujer como yo merece. No te creas tan importante, Ethan. No eres nadie, y nunca lo serás.

La carcajada de Niko hizo que todos lo miraran. El abuelo cerró los puños; no quería revelar cuán fundamental era Ethan, eso solo debía decidirlo él.

—¿De qué te estás riendo, imbécil? —preguntó Dahia—. No sé qué es lo gracioso aquí. Solo estoy diciendo la verdad.

—¡Tú, mujer estúpida! No sabes lo que acabas de perder…

—Nikolay, es suficiente —Ethan no lo dejó continuar, y el joven solo soltó un bufido burlón.

—Todo esto me tiene aburrido y necesito hacer otras cosas. Por favor, Dahia, firma —dijo mientras le pasaba los papeles junto con una elegante pluma dorada con las iniciales E.J.E., cosa a la que la mujer no prestó mucha atención.

Simplemente, firmó los documentos y se los lanzó a Ethan. Estos cayeron al suelo, pero él no dijo nada. Cuando estaba por agacharse a recogerlos, vio unas tiernas manos hacerlo por él; delicadas, con una manicura discreta, muy diferente a las uñas exóticas que solía llevar Dahia.

—Aquí tienes, cuñado —la tierna voz de Emily hizo que Ethan le dirigiera una mirada de ternura. De verdad, la chica no merecía vivir con esas personas que solo sabían burlarse de ella cuando el abuelo no estaba presente.

Muchas veces él había tenido que intervenir para que Dahia y Lourdes dejaran de maltratarla. En ese momento, Emily lo miraba con timidez, sin poder hacer nada.

Pero Ethan estaba seguro de que todo estaba por cambiar, tanto para él como para la chica que tenía delante, que sostenía los papeles con un leve sonrojo en sus mejillas.

—Ahora ya no soy tu cuñado, así que no tienes que tratarme más de ese modo. Ahora sí, necesito que vengas conmigo a un lugar —sus palabras lograron descolocar a Emily; lo miró con un poco de miedo en sus ojos.

—Joder, Emily, no tienes que tener miedo de mí. Nunca te haría nada malo. Solo necesito un pequeño favor tuyo, será algo rápido.

La chica lo miró por un momento antes de asentir. Luego volteó a ver a su abuelo, y este le susurró suavemente:

—Ve con él.

—Hija, por fin te vas a deshacer de este desperdicio. Por fin serás una mujer de clase, como siempre lo has sido. No sé por qué permití este matrimonio tan absurdo. La basura debe estar con la basura —Lourdes destiló veneno con cada palabra.

—Cállate, mujer. Si fuera tú, no estaría diciendo esas cosas, sino rogando a Ethan para que este divorcio no suceda. Ahora quien podrá gozar de todo eso será Emily. Gracias, Dahia, por darle esta gran oportunidad —dijo Caín con una sonrisa hacia las dos mujeres.

Esas mujeres, con un poco de dinero, ya se creían de alta alcurnia… sin saber que el verdadero pez gordo lo tenían justo enfrente.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App