Dayana Berlusconi
La noche llega con bastante lentitud lo que me pone nerviosa, Dylan está con Mía, suspiro y observo mi reflejo en el espejo. De nuevo una bata de seda cubre una lencería negra que llevo puesta. Entrelazo mis dedos y me doy fuerza para salir de la habitación, recorro el pasillo hasta llegar a la puerta de la de Sergey.
Recuerdo sus palabras anunciando que no debo tocar, ya que me estará esperando. Tomó el pomo de la puerta y abro para ingresar a la habitación, Sergey está sobre la cama solo con uno bóxer negro, eleva su mirada mientras recorre mi cuerpo hasta llegar a mis ojos, nos quedamos en silencio y estira su mano, camino hasta tomarla y me hace recostarme.
—Recuerda que es por voluntad, —anuncia.
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