Esto es un desastre.
Ella era un desastre.
“Una calamidad” había dicho Elian
-¿Cómo es que no puedes lograr algo tan simple?
Arista sabia como responderle a eso, pero decir la verdad no era una opción.
-No me explico cómo puedes ser tan talentosa y excepcional para unas cosas, pero en otras, en lo básico... eres tan…
-¿Inútil?- soltó y trato de que eso no le afectara
Es decir, ¿Debería afectarle? Después de todo, era como si le pidieran a un pez que caminara
-No.- suspiro – no iba a decir eso. Usted es mi reina, yo jamás diría algo así.
Una Reina de mentira en un castillo de verdad. Y de sus manos jamás saldría ni una pizca de magia.
-¿Por qué mejor no practicamos pociones?- dijo y pensó que sí que podría revolver cosas sin fallar en el intento, confiaba en su buena memoria para memorizar ingredientes y medidas.
-No. Mejor son los hechizos.
No quería hacer nada que involucrara cosas que debían salir de sus propias manos.
Elian permaneció callado un largo rato.
-Se en lo