250. ENFRENTAMIENTO
SIGRID
— Veo que te han salido garras bien duras para hablarme con tanta altanería – comenzó a caminar paso a paso hacia mí, saliendo de la oscuridad.
— ¿Qué te ofreció Lucrecia Silver para tentarte? ¿Poder, el trono? No me vayas a decir que me traicionaste por un esclavo defectuoso.
Se detuvo a solo unos pocos metros, la ira le deformaba el regordete rostro, a penas conteniéndose.
Parece que en realidad no habían descubierto que ocupaba el cuerpo de su hermana, solo sospechaban de una traición con los Silver.
— Bien, te voy a responder, pero antes tengo curiosidad: ¿por qué comenzaste a sospechar de mí?
— Fui yo – casi me echo a reír al escuchar la voz a mi espalda.
Claro que la había sentido y por supuesto, saldría a atribuirse el crédito.
— Ah, pero si es una reunión familiar lo que tenemos aquí – me posicioné en medio de las dos arpías.
— ¡No seas cínica, Electra! ¡Morgana te tenía demasiado mimada! ¡¿Cómo pudiste aliarte a Lucrecia Silver?!
Drusilla hizo su teatro, toda