25. UN VIAJE LLENO DE PELIGROS
LYRA
Me abalancé a jalarlo, pero ya el cuerpo enorme y ágil había dado un salto atrás.
—Drakkar, qué susto —lo revisé, su piel enrojecida, pero sin quemaduras.
—Lyra, ¿así está bien? —me dijo, mirando los cuatro moldes, cocinándose a fuego lento.
—Debemos esperar a mañana, creo que sí —le respondí suspirando, y de verdad, esperaba que funcionara esta fundición rudimentaria.
Al otro día, marcharíamos por la peligrosa jungla hasta esa manada a unos días de distancia.
Lo peor de todo es que Drakkar y yo no teníamos nada para intercambiar, pero si estas armas funcionaban, cazar en el camino sería pan comido.
Dormimos apenas unas horas y al otro día, levantándonos más temprano que el sol, corrimos de regreso a la cueva para ver si la fundición había funcionado.
*****
—¡Ay no! —suspiré desilusionada al retirar el primer molde.
De nuevo, Drakkar usó ese tronco a modo de pala.
—Se fracturó un lado, lo tallé demasiado fino —frunció el ceño, culpándose porque la Gaia se escurri