244. INFILTRANDO AL ENEMIGO
NARRADORA
—En esta fortaleza hubo una guerra y quedaron muchos cuerpos enterrados… nos sobra material.
—Pero igual, sola no puedes. Tendrás que decirle al Lord…
—¡No! —de repente Meridiana intervino— ¡No puedes decirle nada al Lord, él no va a creerte!
—¿Por qué? Yo soy su mate. Aunque está agradecido con esos ancianos, Dracomir me escucha, él quizás…
—No puedes —las manos de Meridiana se estiraron ansiosas hacia ella.
—. No sé por qué, pero lo descubrí de las memorias de esa chica… si le hablas al Lord en contra de esa familia, no te va a creer… él… tiene algo… no sé…
Victoria se quedó en silencio, con el pecho apretado.
Claro que le creyó a Meridiana, ella misma lo había sentido.
Entendía los sentimientos agradecidos de Dracomir, pero un hombre tan astuto como él… y era como si estuviese ciego con esas personas.
Celia asesinaba a diestra y siniestra a sus doncellas, y él le llamaba chiquilladas.
Dracomir no era así. Él era justo, a pesar de sus resentimientos contra los vampiros.
Pe