228. INVITADA NO DESEADA
SIGRID
Cada vez la idea de llevarlo al futuro se hacía más fuerte, ¿pero cómo lo haría?
—Volveré, solo obedece, sé bueno y te recompensaré —lo solté al fin, agregando también un soborno.
Me dolió ver la rojez en su barbilla, quería curarlo, pero no podía ceder ahora o mis propias palabras no tendrían sentido.
Di la espalda y me marché de la habitación tirando la puerta.
Me quedé de pie en el rellano unos segundos, agarrando el picaporte.
Lo podía sentir desde el otro lado, parecía llamarme a gritos en silencio.
Cerré los ojos y me puse la máscara de Electra.
Hoy era un día demasiado escabroso e importante, que no podía fallar.
Antes de bajar las escaleras, igual aseguré con un hechizo simple la puerta y el cuarto en general, sabría si alguien entró o salió.
Si Silas me desobedecía, me enteraría, si alguien más entraba aquí, también lo sabría.
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—Señorita Electra —el mayordomo me puso la pesada capa sobre los hombros para despedirme en la puerta de entrada.
Salí entonces a