226. ME ENCANTAN LOS CHICOS MALOS
VICTORIA
Empujé mis nalgas a propósito contra su apretado pantalón de cuero, sintiendo ese falo estremecerse emocionado.
Metió la lengua en mi oído, chupándome eróticamente.
Ya su mano se cerraba sobre un pezón y la otra iba directo a tocarme entre las piernas.
—Mi mujer… Mmn… déjame revisar que estés bien…
Sus dedos se hundieron con delicadeza, sondeando mi vulva, acariciando sin prisas
y con dulzura entre los pétalos.
Estuve a un paso de ceder.
Ardía en deseos de permitirle tenerme…
—Le dije que estoy bien y ya déjeme bañarme en paz…
Reuní valor para liberarme.
Le hundí las uñas en el brazo y lo aparté bruscamente, caminando hacia la tina, completamente desnuda.
Sentía su mirada devorándome, sus bufidos frustrados.
Me colé detrás del fino biombo dando el suspiro que tenía contenido y me incliné para quitarme los botines.
Casi podía escuchar sus jadeos con la lengua afuera. Ese lobo pervertido.
Una sonrisa perversa apareció en la esquina de mi boca.
Pero volví a mi fingida dignidad m