192. PARTE DE LOS REBELDES
VICTORIA
Marius de nuevo la regañó. Me tenían un poco cansada sus berrinchitos.
—¡¿Qué quieres que diga?! ¡Que le agradezco a la Diosa por haberles dado el poder a esos perros para destrozarnos, de tenernos como sus esclavos, de mandarnos a estas cloacas!
Gritó levantándose de la baqueta que rodó con un estruendo.
Por mucho que Marius intentó persuadirla, salió corriendo y llorando.
El silencio incómodo llenó la estancia.
—Lo lamento por eso… ella, bueno, solo es más sincera y dice lo que todos pensamos —me dijo avergonzado.
—¿Qué está sucediendo aquí entre ustedes y los hombres lobo?
—¿De verdad no sabes nada? —el tal Edgar me preguntó, y negué.
—Bueno, vengo de otro lugar —le dije escuetamente.
Así fue como me enteré de la situación de este reino, dividido entre dos fuerzas principales: los hombres lobo y los vampiros.
—¿Y por qué los tratan así? ¿Solo porque pueden?
Le pregunté a Marius, y él me miró con ojos complicados, luego vi que intercambió miradas con los demás.
¿Qué tanto m