135. MI ÚLTIMO DESEO
UNAS HORAS ANTES DE QUE LOS DRAKMOR SE REBELARAN EN LA MANADA DEL PANTANO.
PALACIO DE INVIERNO.
ISABELLA
Desde que vine a este mundo he estado maldita.
El poder que la Diosa me otorgó solo me ha causado dolor y pesadillas.
¿Quién en su sano juicio desea escuchar los pensamientos más retorcidos y oscuros de las personas?
Sus anhelos egoístas, sus sentimientos perversos…
¿Por qué tengo que ser yo la que se quede con esas memorias marchitas cada vez que los tocaba?
Ese era mi poder, por eso anduve la mayor parte de mi vida fuera de casa, mis manos cubiertas por guantes especiales, aislada y sola.
Debí morir hace mucho tiempo, en aquella cueva donde el príncipe de invierno me encontró agonizando, prisionera de la maldad que había consumido durante años.
Aidan fue la gota de agua en el desierto de mi vida.
Pero ni siquiera él pudo llenar por completo mis abismos, como yo no pude llenar toda su alma.
Es irónico que, siendo una hechicera, mi magia jamás vibró con la suya, no de la manera de