(Gracias, Sr. Mahardika. Es un placer trabajar con usted).
Mahardika sonrió al leer el mensaje que acababa de llegar a su teléfono móvil.
Hace unos momentos, Mahardika había cumplido su promesa, transfiriendo una suma de dinero a todos los involucrados en el plan para allanar su casa. Una suma considerable.
Poco después, Mahardika se sorprendió con la repentina llegada de Ayunda. La mujer ya estaba de pie frente a él.
"¿Qué pasa, Kak? ¿Por qué estás sonriendo solo?"
Sin darse cuenta, la voz de Ayunda hizo que Mahardika diera un respingo. El hombre parecía nervioso. Temiendo ser descubierto, Mahardika guardó inmediatamente su teléfono en el bolsillo de su camisa, para que Ayunda no supiera lo que había estado haciendo. Esto, por supuesto, despertó la sospecha de Ayunda.
Ayunda sintió que Mahardika le estaba ocultando algo. Ayunda supuso que Mahardika había estado enviando mensajes con una mujer. Lo que hizo que el hombre sonriera solo como antes. Saber esto hizo que Ayunda sintiera una